Algo falla

La carrera militar ha sido desde siempre una de las más abnegadas, y ante ella me descubro sin reservas. Hice un par de años información militar y en ese tiempo me topé con unos profesionales íntegros, entregados por vocación a una tarea que, más que en lo económico, solo les recompensaba en lo profesional, incluido aquí el honroso honor de servir a la patria y estar dispuestos a morir por ella. En la mayoría de los países el militar es reconocido como una persona que entrega su vida a la sociedad. Su principal recompensa es el reconocimiento de esa labor. Cuando tal tarea no se subraya convenientemente o se hace a medias, cuando los ideales a los que tiene uno que entregarse son ridiculizados por ciertos sectores de la población y no se encuentra el respaldo necesario del Gobierno, es que algo falla y las cosas no funcionan como debieran. El «síndrome de burnout» es una enfermedad real, que parece hacer mella hoy en las Fuerzas Armadas. Habrá que averiguar por qué se produce esta situación, pero mucho me temo que no se trata de algo ajeno a la actual política socialista, tendente a considerar al Ejército más como una Organización No Gubernamental que como un cuerpo fundamental en una sociedad democrática.