Valencia

Juan Mora: «Quería darle la bienvenida a José Tomás brindándole mi primer toro»

Con la ilusión por el alta hospitalaria ya en la mano, pero con la hiel de perderse el paseíllo del año, Juan Mora ya trabaja con la mente puesta en una recuperación que le devuelva a la vereda de su temporada más bonita. Ganada a pulso el pasado Otoño en Madrid, el veterano diestro de Plasencia quiere disfrutar del verano y reverdecer con ese toreo marca de la casa que siempre estuvo en la yema de sus dedos, en su cabeza, en su cuerpo, aún maltrecho por una traicionera cornada en el coso de Pamplona.

El diestro extremeño, en la habitación del hospital en el que permaneció ingresado hasta hoy
El diestro extremeño, en la habitación del hospital en el que permaneció ingresado hasta hoylarazon

-¿Cómo se encuentra?
-Ya es otra cosa, desde la noche del sábado, mi estado ha mejorado mucho. Gracias a las transfusiones, estoy de nuevo en la senda de la evolución, más entonado y con mejor cuerpo, porque los primeros días me encontraba aplomado, hundido, sin fuerza. Incluso me han retirado ya los drenajes.

-Ahora, supongo que le ha venido el otro dolor, el que no hace sangre, pero también hiere. Se pierde el, a priori, festejo de la temporada.
-Sí, me da mucha rabia y pena. Es un gran disgusto. Me apetecía cantidad darle la bienvenida a José Tomás, compartir ese día con él y abrirle la terna. Incluso iba a brindarle el primer toro para desearle lo mejor.

-¿Tiene algún mensaje para el de Galapgar?
-Ya hemos hablado, sólo quiero que tenga toda la suerte del mundo y que vuelva por la puerta grande, como él se merece. Sus triunfos son los triunfos de todos los aficionados al toreo.

-Pese a todo, aún confía en compartir paseíllo con él esta temporada...
-Sí, esa es la intención. Ya que no hemos podido recibirle en Valencia, al menos, me gustaría llegar a la tarde del 7 de agosto en Bayona. De hecho, me he fijado ese día como posible fecha de regreso y ya trabajo para ello.

-Ya en casa, los plazos se recortarán mucho más, ¿no?
-Desde el lunes ya apoyo la pierna y pude dar mis primeros pasos. Ahora, hay que trabajar en la puesta a punto. Los médicos me dijeron unos 15-20 días para poder vestirme de luces nuevamente.

-¿Qué recuerdos le han quedado de su agridulce vuelta a Pamplona?
-Los rescoldos de una tarde muy intensa, sobre todo, ése cuarto toro. Por momentos, me abandoné, fue muy emotivo, tanto el inicio de faena como los naturales que siguieron.

-Pero el de Cuvillo era reservón. De moneda al aire.
-Ya en el tercer o cuarto lance me había rajado como una navaja en el escroto. A pesar de la cuchillada, tengo que darle gracias a Dios, porque ese día me dio fuerzas para ser valiente y resistir, que no todos los días consigo serlo. Me sobrepuse a la cogida y seguí en el ruedo, mermado, luego vino el otro cornalón y ya fue imposible, traté de frenar a la cuadrilla cuando me llevaban a la enfermería, pero noté que no podía... con el nervio ciático afectado era imposible.

-Sin cortar orejas, volvió a dar un serio toque de atención.
-A estas alturas no tengo que demostrar nada, pero sí es cierto que mandé un mensaje de profesional, de seguir ahí aunque pase el tiempo... Si no parece que a algunos se les olvida que existes. Por eso, de vez en cuando, conviene asomar y decir: «Señores, les recuerdo que estoy aquí, que no me he ido». Y creo que, pese a no matar a los toros, lo logré.