París

Los comerciantes abren la puerta al turismo

Firmas históricas catalanas como TCN, Cottet y Rabat ven bien flexibilizar los horarios comerciales

Los comerciantes abren la puerta al turismo
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BARCELONA- Cuando el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, presentó el lunes la propuesta de nueva legislación de horarios comerciales con tal de incentivar el consumo, el debate sobre si Barcelona y los ejes que captan turismo deberían abrir más domingos y horas pisó el acelerador. Los comerciantes del centro de la ciudad, Generalitat y Ayuntamiento llevan bastante tiempo analizando el sistema, pero las discrepancias entre unos y otros sobre qué modelo implantar ha ralentizado su puesta a punto.

El Gobierno lo tiene claro. Plantea una reforma que, mediante un decreto ley que podría ver la luz en 2013, ampliará las aperturas en festivos y obligará a 14 ciudades con actividad turística a designar zonas de libertad horaria para las tiendas, Barcelona incluida. El futuro decreto también pasa por que los comercios puedan abrir 90 horas a la semana –y no sólo las 72 actuales– y que las tiendas de menos de 300 metros cuadrados –excluyendo a las cadenas– tengan libertad horaria.

La respuesta de la administración catalana ha sido tajante. El Govern ve en la medida una nueva «invasión de competencias» del Estado y plantea recurrir al Constitucional el futuro decreto. Las principales patronales y sindicatos del sector (Confederació de Comerç, Pimec, Cedac, Cocam, CCOO y UGT) se han alineado con la Generalitat y el miércoles pasado presentaron en el parlament un manifiesto de adhesión. El texto defiende la viabilidad del sistema alegando que «el consumo no aumentará ampliando horarios» y que los horarios actuales son de los «más amplios de Europa», permitiendo a la ciudadanía «poder planear sus compras con un margen de maniobra». Respecto a los trabajadores afectados, el texto asegura que la libertad de horarios «dificultará» la conciliación con la vida personal y que la desregularización, «lejos de crear ocupación estable», supondrá la «destrucción de miles de puestos de trabajo». Reforzando lazos con el Govern, el texto enfatiza que los requisitos que cumple la normativa vigente para los municipios turísticos son los válidos y que el Estatut «otorga la competencia exclusiva a favor de la Generalitat».

«¿Por qué debemos abrir diez domingos al año?», lamenta el secretario de la Confederación de Comercio, Miguel Ángel Fraile, «bastante nos cuesta definir dónde emplazamos algunos de los ocho que tenemos libres». Para Fraile, las cuentas están claras. «Barcelona capta 1.900 millones de euros anuales, mientras que Madrid, que abre más domingos, tan sólo ingresa 900 millones», apunta.

Voces disidentes
Sin embargo, en el sector empresarial las voces disidentes ya empiezan a resonar de diferentes comerciantes con solera. El joyero Esteban Rabat, que posee ocho locales repartidos entre Barcelona, Madrid y Valencia, apuesta por la adaptación al turismo. «Todos los cambios asustan, pero si la profesionalidad implica multiplicar por dos nuestros esfuerzos, es lógico que nos adaptemos al mercado», explica. Para Rabat, aunque destaca que en París las tiendas de lujo no abren en domingo, la evolución del mercado «implica mayores sacrificios». «En mi caso la contratación no es fácil, necesito profesionales especializados que conozcan el modelo de joyería, pero nos adaptaremos».

En la misma línea se sitúa Josep Maria Donat, presidente ejecutivo de la firma de moda TCN, que pide «máxima libertad» para el comerciante. «Estoy a favor de que las cosas se hagan cada vez mejor, cada tienda debería trazar un plan para vender más», cuenta, y añade que «cuando viajas fuera te das cuenta de la cantidad de países que abre los domingos, en el fondo, la propuesta creará más puestos de trabajo». Donat apunta a una «adaptación a los nuevos patrones de consumo» y pone como ejemplo al paso que se dio cuando se liberalizó abrir a los mediodías. «Antes era impensable, a nadie se le pasaba por la cabeza, pero en TCN hemos aumentado las ventas un 24 por ciento gracias a tener las tiendas abiertas durante ese lapso de tiempo», explica.

El presidente de Barna Centre (eje comercial del Barri Gòtic) y director general del grupo especializado en óptica Cottet, Xavier Cottet, es un férreo defensor de poder abrir los domingos. Aunque no se siente cómodo con ninguna de las dos vías posibles –la del Estado y la que ha defendido la Generalitat-, Cottet destaca la «vital importancia» del poder turístico, por lo que apuesta por una «solución tranquila» en la que, como primer paso, se pueda abrir todos los domingos del verano. «Debemos explotar el concepto de compras al máximo en zonas turísticas», indica.

Una posición con la que no parecen cómodos en paseo de Gràcia. Aunque los comerciantes de la avenida se dividen entre abrir más –grandes cadenas como Mango, Benetton o Zara– o seguir con el modelo actual –comercio local–, el presidente de la asociación Amics del Passeig de Gràcia y director de la boutique de lujo Santa Eulalia, Luis Sans, asegura que la propuesta del Gobierno «no responde a ninguna necesidad de los comerciantes». Para Sans, la legislación actual ya define las áreas turísticas con libertad de horarios y «pasar a abrir 12 horas al día no es aconsejable». «El turismo en Barcelona ya tiene atractivos turísticos en domingo, como para no abrir los comercios», cuenta.

Mientras los hoteleros ya se han posicionada a favor de liberalizar los horarios; el Ayuntamiento, patronales y sindicatos firmarán mañana un manifiesto conjunto que rechaza la propuesta del Gobierno. La reválida de los horarios, no obstante, sigue su curso.


El «via crucis» particular del pequeño comercio
Los pequeños comerciantes son los que más han criticado la propuesta que el Gobierno empieza a modelar de cara al año que viene para flexibilizar los horarios comerciales. En Barcelona, según datos de la Confederación de Comercio, el 45 por ciento de los locales sólo tiene un trabajador en nómina y el 75 por ciento de éstos están regentados por mujeres. Pasar a abrir 90 horas a la semana se convertiría en un auténtico «via crucis» para los trabajadores, tal y como explica Maribel Bosque, propietaria de Sofamobel, una tienda de mobiliario en Esplugues de Llobregat. De fondo, una pregunta recurrente cada vez que este debate vuelve a la palestra: «¿Dónde queda la conciliación laboral y familiar? En mi casa tenemos prohibido comprar los domingos por solidaridad con los comerciantes de toda la vida», cuenta Bosque. «Trabajar más horas no implicará un mayor consumo, al contrario, será una sentencia de muerte para el "botiguer"de toda la vida», lamenta.