Montañismo
Españoles en el Himalaya
Estoy siguiendo estos días los acontecimientos españoles en el Lhotse, la cima vecina al Everest. Y leyendo juicios que tratan de desvirtuar la gran vivencia de las altas montañas.
Siempre que hay muchos alpinistas escalando en la misma montaña, como ha ocurrido este año en el Everest-Lhotse, y el año pasado en el Annapurna, hay lógicamente más probabilidades de accidentes. El Himalaya está de moda. Los patrocinios continúan a pesar de la crisis. Y son muchos los alpinistas españoles dispuestos a la aventura.La práctica exigente de no llevar oxígeno, el elemento que más puede hacer por nuestra seguridad y nuestra vida, enmendando la historia de la exploración alpina del Himalaya, hace indiscutiblemente más limpio el "hecho deportivo", esa gimnasia física que sitúa a quienes lo ejercen por encima de la gran y pura vivencia que ya es escalar esas montañas, aumentando considerablemente el riesgo de morir.Con motivo de estos rescates y ayudas que unos alpinistas y sherpas han prestado a otros, se han dicho algunas improcedencias que a mi modesto juicio han empañado unos hechos dignos del mayor respeto y admiración.Damián Benegas, un argentino que dirige una importante agencia de expediciones, y que por tanto practica el alpinismo profesional con ánimo de lucro, que presumo que posee importantes "logros"personales como alpinista o andinista, ha dicho:"Muchos alpinistas españoles acuden a los "ochomiles"poco preparados y luego el problema es para los que les sacamos del apuro". "Por rescatarlos pusieron en peligro sus vidas cuarenta personas""Esto es algo inadmisible"Esto mismo lo he venido oyendo a lo largo de estos 55 años que llevo caminando y escalando por las montañas del mundo. Y me parece una torpe vulgaridad. En la montaña y en la vida el "hoy por ti mañana por mí"es un hecho cierto. En este caso quien ha pronunciado estas palabras tiene una importante circunstancia que podría eximirle de su actitud prepotente: haber contribuido él, o su hermano, junto con otro alpinista argentino, de forma generosa, eficaz y hasta heroica al rescate del alpinista español Lolo González que se encontraba en una situación extrema. Un hecho admirable que no merecía ser empañado. Llamar alpinistas sin demasiada experiencia a personajes como Juanito Oiarzabal, Carlos Pauner, Lolo González y otros bravos alpinistas independientes, sin tantas ayudas de sherpas y oxígeno, como llevan esas caras expediciones comerciales de "Patagoniam Brothers", no es justo. Los incidentes ocurridos son situaciones que se pueden plantear ante cualesquiera que deciden vivir la experiencia extraordinaria de aventurarse en montañas de semejante altura, unas veces con mayor fortuna y otras con menos, accidentes o situaciones que pueden ocurrir en el transcurso de estas expediciones y mucho más aún en el arriesgado caso del ejercicio profesional como el de dedicarse a guiar a otros menos expertos, los que pagan elevados precios por sentirse relativamente protegidos en ese mundo que en cualquier momento puede transformarse en un infierno.Edurne y sus compañeros de la expedición Endesa han actuado con gran eficacia y solidaridad, junto a las expediciones comerciales Patagoniam Brothers, IMG e Himalayan Experience. A todos ellos hay que agradecerles su brillante y esforzada gestión, pero sin crítica alguna para la actuación de quiénes fueron ayudados. El ayudar y rescatar a un semejante es, al fin, una de las mayores satisfacciones del ejercicio del alpinismo y empañarlo después con sensatos menosprecios devalúa tan importante gesto. Soria, admirable por su fortaleza física, eficaz y muy inteligente siempre, aunque se encuentre por encima de los 8.000 metros. Él sabe cuándo debe ponerse la máscara de oxígeno y cuando debe quitársela. Oiarzabal no menos admirable. Hay que ponerse en su lugar con 25 cimas de 8.000 metros y los pies por la mitad. Sólo una anécdota. A Lolo a quien conocí en el Annapurna en 1986 la alegría de saber que sigue vivo. Y para los otros, todo mi respeto, el de quien admira el esfuerzo y el riesgo que sigue entrañando alzarse sobre las más altas cimas aunque las cuerdas fijas jalonen las empinadas vertientes. ¡Quién pudiera hacerlo! ¡Un privilegio de la vida! Felicidades a todos. www.cesarperezdetudela.com.
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