Educación diferenciada
Sobre la bisexualidad por Marina CASTAÑO
Parece muchas veces que sólo hubiera dos tendencias en el sexo: la tendencia «homo» o la tendencia «hetero», pero nos olvidamos que existe una tercera opción, la bisexual, que no deja de ser incierta, porque son muchas la clases de bisexuales que existen, según un informe que hace poco estuve revisando. Los exploratorios, aquellos que, sin ser «homo» quieren satisfacer su curiosidad; los recreativos, que son los que tienen una relación gay cuando están bajo los efectos del alcohol o las drogas; los integrados, que al mismo tiempo tienen una relación con un hombre y una mujer; los alternantes, que, como su nombre indica, tienen relaciones con distinto sexo cuando la anterior finaliza; los circunstanciales, que son heteros que eligen parejas del mismo sexo cuando no tienen acceso a las del sexo contrario; los hedonistas, que prueban la relación homo por diversión o satisfacción sexual; los emocionales, que son los que tienen relaciones emocionales íntimas con ambos sexos, pero relaciones carnales con sólo uno de los dos... Podríamos decir que hay tantas clases de bisexuales como individuos que, por una u otra razón, tienen inclinación por ambos sexos, aunque la balanza cargue más hacia un lado u otro o aunque el fiel del peso esté justamente en el medio. También he averiguado que muchos prefieren denominarse pansexuales, ambisexuales o, incluso, omni-sexuales. Se utilice el eufemismo que se utilice, Antonio Gala aseguraba en «La pasión turca» que «al sexo va un cuerpo sin cabeza, ni corazón ni alma. Quien diga lo contrario no sabe lo que es el sexo. A él va, a pecho descubierto, entero y verdadero sólo el cuerpo, que es sexo y nada más que sexo». No seré yo quien desdiga las palabras del escritor.
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