Barcelona
De plaza indignada a plaza «okupada»
Bajo una discreta pero visible presencia policial, la acampada de plaza Catalunya quedó ayer en parte desmantelada, aunque una minoría, formada por «okupas», optó por seguir pernoctando.
A última hora de ayer, los indignados celebraron una asamblea en la que se votó el fin del asentamiento y se subrayaron los nuevos objetivos para esta semana. A saber, protestar este miércoles ante el Parlament durante la tramitación de los Presupuestos, y manifestarse el domingo contra los recortes de las distintas administraciones. El movimiento fijó estos objetivos, pero no logró superar la imagen de división y de degradación que ofrecieron los grupos de jóvenes antisistema, enfrentados al resto de indignados, que desde el viernes tenían decidido levantar el campamento y dirigir la protesta por otros canales. Los miembros de las comisiones de trabajo que organizaban la protesta son partidarios de rasladarse a los barrios, y las personas que se niegan a marcharse son, en su mayoría, «okupas», que se instalaron en la plaza y que no trabajan para el movimiento.
Imagen perjudicada
Un portavoz de la comisión jurídica explicó ayer que la organización quería desalojar la zona para desmarcarse de este colectivo, ya que cree que estaba perjudicando la imagen del movimiento en Barcelona. Las mismas fuentes explicaron que los antisistema «trafican con drogas en la plaza, las consumen, se emborrachan, se pelean entre ellos con cuchillos y ponen música a mucho volumen». Señalaron que estos grupo están alojados en las carpas más desaliñadas, como las casas que se montaron en los árboles, gesto que «han afeado». «Dicen que viven así porque son ecologistas, pero con su forma de acampar consiguen lo contrario, porque están dañando el medio», dijo el mismo portavoz. Como ejemplo de su actitud antisocial, los indignados destacaron el cambio de dirección en la comisión de cocina, que antes llevaban personas del movimiento y que se desmanteló tras el desalojo de los Mossos para evitar problemas de higiene.
Tras retirarla, los antisistema montaron su propia cocina, en la que preparan alimentos sólo para ellos, con una infraestructura muy diferente a la de antes. «Nosotros no comemos de lo que preparan, no reúne ni las mínimas condiciones de salubridad», dijeron los indignados.
Los «okupas» incluso tienen la intención de plantar marihuana en el huerto urbano de los aledaños de la plaza, para lo que pidieron permiso a la comisión jurídica, que lo denegó.
La comisión jurídica –encargada de respaldar a los acampados en caso de desalojo– explicó que la voluntad de desmarcarse de los antisistema que quieren seguir viviendo en la plaza es tal, que no les darán respaldo en el caso de que sean desalojados. Tras la decisión del viernes, las comisiones irán desmontando poco a poco sus infraestructuras y dejarán de dormir y trabajar en la plaza.
«Los ‘okupas' están aquí viviendo con la tranquilidad que les da saber que mientras estemos todos, no los sacarán. Cuando se queden solos, vendrá la policía a echarlos y lo primero que harán será llamar a nuestros abogados, pero no les vamos a ayudar», manifestaron los indignados. De hecho, un portavoz de esta comisión indicó que muchos organizadores «de los que más trabajan» quieren que la Policía desaloje a los que se queden, para que se les deje de relacionar con el movimiento.
El 14–J, protesta en el Parlament
Tras abandonar la acampada de la plaza Catalunya, la intención de la mayoría de indignados es la de instalarse mañana en el parque de la Ciutadella. Tras pernoctar allí, su deseo es intentar una especie de boicot a la votación sobre los presupuestos que tiene que aprobar la Generalitat. Esta votación se realizará el miércoles en el Parlament. Con independencia de si son aprobadas o no estas cuentas, la intención de los indignados es llevar a cabo un cordón humano que rodee toda la Cámara catalana, para intentar de impedir que los diputados acceden a ella. Los portavoces de los indignados explicaron que «en ningún caso se trata de coacción», pero la realidad es que los acampados intentarán boicotear la sesión. Ante este anuncio, la respuesta de la conselleria de Interior no se hizo esperar y calificaron el acto de «ilegal». Por ello, un dispositivo especial de los Mossos d'Esquadra velará para que la sesión parlamentaria prevista se desarrolle con normalidad.
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