Bankia
Quiénes serán los consejeros por José Ramón Pin
Unos 90.000 millones de activos inmobiliarios van a conformar el «banco malo». Una nueva sigla aparece en el panorama español: el SAREB. Excuso explicar el significado porque en este medio lo encontrarán con profusión. Poco a poco se van cumpliendo los pasos para resolver el enmarañado lío del sector inmobiliario y el financiero. Desde hace casi un año era impepinable que habría «banco malo». La pregunta es por qué se tarda tanto en poner en marcha las decisiones. En este caso hay explicación: en el SAREB no sólo va a poner dinero la Administración. También se pretende que participe el sector privado, y pedir dinero para algo que se apellida malo no es sencillo ni rápido.
Ahora quedan por decidir dos temas complicados. El primero: cuál va a ser el precio de trasferencia de los activos tóxicos. Si es muy bajo, las entidades financieras tendrán un agujero importante. Si es alto, nadie querrá poner dinero porque será difícil rentabilizarlo. Por eso el precio debería ser más bien bajo para que no sea sólo el Estado el que ponga dinero, es decir, todos nosotros. Para cubrir las pérdidas que genere en la banca está el fondo de ayuda de la UE de cerca de 60.000 millones. Era necesario tener previsto ese dinero para poder sacar el banco malo.
En todo caso, bien está lo que bien acaba. Pero, segundo, aún queda nombrar a los miembros del Consejo de Administración. Entre 5 y 15, con un tercio de independientes. Al final los banqueros acaban creándose puestos incluso cuando gestionan mal. La opinión pública debe vigilar estos nombramientos. Fueron consejeros de extracción política los que crearon las condiciones para llegar a un «banco malo». ¿Se sentarán ahora consejeros similares para disfrutar de los nuevos sillones?
José Ramón Pin
Profesor del IESE
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