Caso Gürtel

«Me he sentido estafada humillada y condenada»

Fue su particular desquite y no faltaron lágrimas. Después de lo que ha resumido como los «cinco años más duros» de su existencia, María José Campanario al fin daba ayer su versión de los hechos ante el juez en la Audiencia Provincial de Cádiz: «Me he sentido estafada, humillada, juzgada y condenada, pero no por un tribunal».

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La esposa de Jesulín de Ubrique lanzaba así un órdago a los medios de comunicación, que la fijaron como objetivo desde que se destapara su vinculación con el «caso Karlos». Campanario rompió a llorar ante las preguntas de su abogado, Francisco Baena Bocanegra, y confesó que «el peor día de mi vida fue cuando detuvieron a mi madre y, sobre todo, verla ahí sentada», en referencia al banquillo de los imputados. Asimismo, aseguró que «lo que yo he pasado no se lo deseo a nadie», y reiteró que «nunca he perdido la fe en la Justicia».

La procesada más mediática del caso defendió su inocencia y negó haber pagado 18.000 euros a los cabecillas de la trama que se dedicaba a obtener pensiones de incapacidad por medios irregulares. Sí reconoció haber entregado 9.000 a José Luis López «El Turronero» –al que definió como un amigo de la familia «durante muchísimos años»– para que se revisase la incapacidad de su madre, ya que éste le había asegurado que estaba mal asesorada. Campanario aportó un extracto bancario, con fecha del 25 de octubre de 2004, que recogía el desembolso y aseguró que esta cantidad se le exigió para abonar el coste de abogados y de «los mejores especialistas». «Por mi madre pago 9, 24 o 72.000 euros», comentó. Del mismo modo, negó tener conocimiento de que diesen de alta a su madre, Remedios Torres, en una empresa ni de que la sustituyesen en una cita médica con el inspector. «Juraré hasta que me muera que jamás nos dijeron que suplantarían su identidad», espetó María José.

«Monté en cólera»
Campanario explicó en su declaración que un año después de haber realizado el primer pago, el cabecilla de la trama, Carlos Carretero, le exigió 5.000 euros para cubrir los seguros sociales. Asimismo, aseguró que sólo entonces fue consciente de que su madre había sido dada de alta (para aumentar su cotización y poder pedir así una pensión por incapacidad), y confesó que montó «en cólera» y llamó a «El Turronero» para pedir que paralizase los trámites. Al contrario que varios de los imputados, Campanario no sólo contestó a las preguntas de su abogado, sino que además accedió a responder a las del fiscal. El juicio continúa hoy y está previsto que su madre también preste declaración.