Pensiones
Nadal y Gabilondo
La motivación es fundamental y decisiva es todos los ámbitos de la vida y no creo que sea una locura que se implante también en lo que representa la base de toda persona: la educación. No entiendo el alarmismo, sin duda politizado, suscitado en algunos sectores ante esta medida, todavía piloto. Ese mismo mecanismo se utiliza en el deporte y a España no le ha ido precisamente mal. Ni «La Roja», ni Gasol ni Rafa Nadal estarían donde están si no se hubiesen aplicado en su formación y en superarse cada día mostrando sus ganas y su capacidad. ¿Por qué nos extraña tanto que en la educación, algo más crucial en nuestras vidas, se persiga premiar a los mejores y allanarles el camino?. ¿No se dan las becas a los más aplicados?
Es una pena que se implante un debate vacío sobre esta medida y no se entre a fondo en los planes de estudios o en la reforma de la Educación, verdadero problema de nuestra sociedad. No se trata de dejar al margen a nadie ni de crear élites, sino de incentivar a los que más cualidades se empeñan en mostrar: se ahorraría tiempo, dinero y evitaríamos la inoportuna fuga de cerebros. ¿Acaso es más justo que un Severo Ochoa se vaya de España por falta de incentivos? Si hay premios en todos los ámbitos, ¿por qué no premiar a los mejores estudiantes? Por cierto, una pregunta para nota: he escuchado al ministro de Educación, señor Gabilondo, asegurar que esta medida va a servir para «segregacionar» a los alumnos. Sería interesante saber si esos alumnos que optarán al bachillerato de excelencia (nombre horroroso) hubiesen dicho segregar o segregacionar. Estúdiese.
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