Lisboa
La anchoa sale a flote
El mar no es tan infinito como parece. Al menos no en cuanto a la biodiversidad que atesora. Las malas prácticas pesqueras pueden acabar con una especie. Cuando se llega al extremo de temer por su extinción, la veda es la única solución para evitar que el daño sea irreversible. Dicho y hecho, o más bien demandado durante años y hecho. La pesquería de la anchoa en el Golfo de Vizcaya se reabrió el pasado marzo con una cuota (TAC) de 7.000 toneladas (unas 5.400 para pescadores españoles y el resto para Francia), después de estar cerrada desde 2006 (aunque en 2005 se dejó de pescar al no haber casi anchoas) por la mala situación en la que se encontraba. Esta semana la Secretaría General de Mar ha cerrado la pesquería al haberse alcanzado las cuotas.
Pequeñas, eso sí, pero que denotan una cierta recuperación de esta especie pelágica de ciclo vital corto (vive tres o cuatro años). Así se desprende de la reunión de uno de los Comités Consultivos de la UE celebrado el jueves en San Sebastián. «El sector ha observado que hay una recuperación de la población de la anchoa. Lo que invita al optimismo, pero con prudencia, a la espera de que se confirmen las cifras», afirma Raúl García, responsable de Pesquerías de WWF, a la salida de la reunión.
«Un científico del Centro Tecnológico experto en Investigación Marina y Alimentaria AZTI-Tecnalia –prosigue– ha indicado durante la reunión que hay una cierta recuperación, aunque no hay ningún dato aún hasta que se cierren las cifras en el estudio conjunto entre el Instituto Español de Oceanografía (IEO), el AZTI-Tecnalia y el Instituto francés de Investigación para la Explotación del Mar (Ifremer), que presentarán el 21 de este mes en Lisboa al Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES)». De ahí, que desde el IEO ni confirmen ni desmientan si ha o no mejorado su población.
A la espera del informe, lo cierto es que se trata de una noticia aparentemente positiva, por fin, después de cuatro años de cierre de la pesquería de una especie que al año se convierte en reproductor, y que por ende lo raro es que se llegara a la situación de sobreexplotación a la que se había llegado. Una buena noticia en la misma semana en la que se ha cerrado por anticipado la pesquería del atún rojo por todo lo contrario.
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