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Llorente en ascuas

La Razón
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Ya empezamos. Fernando Llorente ha dejado de ser hombre feliz en el Athletic. Comienzan a ponerle los dientes largos augurándole, lo que no está confirmado en todos los casos, que el sol de Madrid calienta más que el de Bilbao. Dicho de otra manera, si sólo se puede ser feliz por el dinero es evidente que cambiar San Mamés por el Bernabéu es consumación de una aspiración. Si la felicidad tiene otros componentes anímicos, de acuerdo con las estadísticas, por el Madrid han pasado centenares de muertos.
De ahora en adelante, al delantero del Athletic le estarán hablando de un futuro, más o menos imperfecto, con lo que, probablemente, salvo que tenga una cabeza tan fuerte como demuestra futbolísticamente, lo estarán mareando, desestabilizando. Ocurre con frecuencia y los medios informativos madrileños damos bola, en muchas ocasiones, a la interesada filtración de un representante que lo que desea es el tanto por ciento, independientemente de las ventajas que el traspaso tenga para el jugador.
Florentino Pérez era partidario de que los traslados se pudieran firmar independientemente de las circunstancias de los clubes. Daba como ejemplo que en Italia se podía pasar del Milán al Inter y no ocurría nada. Esta temporada, si lo reglamentado va a misa, un jugador puede cambiar de club aunque haya jugado más de cinco partidos. Si tal norma es aplicable en todos los casos, de aquí a Navidad vamos a estar hurgando en el hígado del Athletic.
El fichaje de Llorente sería, supongo, un éxito de Ramón Martínez, responsable de la cantera con Florentino Pérez, por haber visto a un jugador al tiempo que millones de aficionados.