Sindicatos

Zapatero: «Voy a trabajar»

«Voy a trabajar». Con estas palabras, sin perder la sonrisa y flanqueado por la vicepresidenta primera, llegaba ayer el presidente del Gobierno a un Congreso donde el paro apenas se hizo notar (siete diputados y menos de una decena de funcionarios se sumaron a la convocatoria).

La Razón
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¿La estampa? Menos escaños vacíos que de costumbre cuando a las nueve comenzó la sesión de control y una oposición que no tuvo demasiado interés en remarcar la jornada de huelga. La pregunta del portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, sobre la oferta de diálogo del presidente a los sindicatos sirvió a Zapatero para hilvanar una declaración equidistante en la que mostró de un lado su respeto a la huelga y de otro su deseo de que no se hubiera producido.

Luego reafirmó su intención de recuperar el diálogo social para abordar materias como la reforma de las políticas activas del empleo, la negociación colectiva, el modelo de previsión austriaco y la revisión del sistema de pensiones. Un diálogo que, anunció, «abrirá con sindicatos y empresarios» en cuanto sea posible. Más tarde, con la pregunta de Rajoy, el debate derivó hacia los Presupuestos. La huelga pasó de puntillas por el hemiciclo, y en el resto de las dependencias tampoco se hizo notar. Sólo un 5,5 por ciento de los funcionarios la secundaron, de lo cual se alegró el presidente de la Cámara, José Bono, quien no sólo manifestó su deseo de que fracasara la convocatoria, sino que lamentó las escenas de guerrilla urbana que había visto a primera hora de la mañana, en la que piquetes violentos impidieron la salida de autobuses. Al menos, uno que habló alto y claro.