La Habana
La última víctima de los Castro
La muerte del disidente Wilman Villar, en huelga de hambre, retrata la cruel represión del régimen cubano
«¿Cuántos más tienen que morir, cuántos más?», se preguntaba en su Twitter la bloguera cubana Yoani Sánchez, nada más conocerse la noticia. Era la crónica de otra muerte anunciada, la del disidente cubano, Wilman Villar Mendoza, fallecido en el hospital de Santiago de Cuba tras 50 días de huelga de hambre. Según relató Maritza Pelegrino, la mujer de Villar, a LA RAZÓN, su marido le dijo con determinación en su última visita que sólo saldría de prisión «libre o muerto». «Ellos lo dejaron morir, ellos son unos asesinos, son personas malas, son personas que no tienen corazón», añadió.
«Ellos quieren inventar y decir cosas que no son. Quieren empañar la imagen de mi esposo», denunciaba la viuda del disidente cubano vía telefónica a este diario. «Todas las calles están sitiadas por la Policía». Pelegrino relató que las autoridades le impidieron ver el cuerpo de su marido y le solicitaron que se trasladara directamente a la funeraria. Reconoce incluso que la Policía le arrebató el teléfono cuando recibió una llamada, «me pidieron que lo apagara o podría tener un tremendo problema». Mientras las lágrimas de la disidencia lloraban a Wilman, el dictador Raúl Castro apuntó que era un delincuente común, en sintonía con los tuiteros oficialistas que calificaron a los huelguistas de hambre de «delincuentes suicidas» que «juegan a la ruleta del Parlamento Europeo y pierden».
La realidad es que Villar llevaba ya varios días con respiración artificial. Su estado empeoró en las últimas horas debido al brote de una sepsis causada por una fuerte infección en el torrente sanguíneo. Los médicos alertaron a la familia de que sólo un milagro podía salvarle la vida. El 14 de enero, Villar fue trasladado de urgencia al hospital cuando ya estaba en estado crítico e inconsciente. En noviembre había sido confinado en la temida prisión de Aguadores, cerca de Santiago de Cuba, después de ser detenido en una ofensiva policial realizada en Contramaestre, provincia de Santiago.
En un juicio, celebrado a puerta cerrada y sin ningún tipo de garantías procesales, fue acusado de asalto, desacato y resistencia. Villar rechazó las alegaciones y, sin considerar el riesgo que podía significar un acto de rebeldía, se declaró en ayuno forzado el 25 de noviembre. Villar nunca quiso ponerse el uniforme de reo común. Como represalia, sus carceleros lo enviaron a una celda aislada, sin ropa ni provisiones de agua. Días después contrajo una neumonía que se agravó por las precarias condiciones de la cárcel y el hospital donde fue tratado.
Ayer, el entierro de Villar, celebrado en Contramaestre, en el este de Cuba, se convirtió en el escenario de decenas de detenciones. El ex preso político del «Grupo de los 75», José Daniel Ferrer confirmó más de 40 detenciones en la región oriental para impedir la asistencia al funeral. Por su parte, el portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Elizardo Sánchez, dijo ayer que existe «un número indeterminado de detenciones preventivas» para impedir la asistencia al funeral en Santiago de Cuba y provincias aledañas como Guantánamo, Granma y Holguín. «Tenemos informes de que se están produciendo decenas y decenas de detenciones y suponemos que van a ir aumentando en el curso de la tarde», dijo Sánchez quien asegura que estos arrestos confirman que se trata de un caso claramente político, pese a los intentos del régimen de reducirlo a mera delincuencia.
Villar se sumó ayer a la triste lista de presoso políticos que mueren en la cárcel. Es el tercero que lo hace en huelga de hambre. En febrero de 2010 falleció en un hospital de La Habana Orlando Zapata, de 42 años, tras un ayuno de 85 días considerado «prisionero de conciencia» por la organización de derechos humanos Amnistía Internacional. El Gobierno cubano no reconoce presos políticos en el país y considera a los opositores «mercenarios» de EE UU. Según datos de la disidencia, cien presos políticos han muerto en las cárceles cubanas desde 2005, sin embargo el régimen sólo reconoce a doce.
Una larga lista de mártires
ORLANDO ZAPATA
El disidente encarcelado se puso en huelga de hambre porque quería ser tratado como un «preso de conciencia» y no como un delincuente. Murió en febrero de 2010.
ACOSO
Tras 86 días sin comer, Orlando Zapata Tamayo falleció en la prisión de Kilo 5. Su madre, Reina Luisa Tamayo, denunció al régimen de los Castro y fue acosada hasta durante su funeral, e incluso detenida cuando el régimen se enteró de su intención de irse a EE UU.
100 presos políticos
han muerto mientras estaban presos en las cárceles cubanas desde el año 2005
PEDRO LUIS BOITEL
Detenido en 1961 y, después de cumplir la condena de diez años, vio como su cautiverio se prolongaba, por lo que inició esa protesta en busca de su excarcelación.e el máximo líder de la guerrilla colombiana, alias «Alfonso Cano», quien era partícipe de la vía del diálogo, pese a que el núcelo duro de las FARC rechazaba la negociación.Quit, ella orit.
53 días de huelga
el primer mártir de la disidencia, un ilustre líder estudiantil, falleció en mayo de 1972.
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