El Supremo lamenta ante el Gobierno y el PNV su «precipitada» decisión sobre la coalición

En principio, esta Sala, integrada por 16 magistrados del Alto Tribunal, disponía legalmente de 48 horas para emitir su fallo sobre la coalición integrada por EA, Alternatiba e Independientes, plazo a contar desde que recibió el jueves pasado la demanda de la Fiscalía General del Estado, tras la impugnación presentada un día antes por la Abogacía. Este período se amplió 24 horas, hasta las doce de la noche de este domingo pasado, a petición de la Sala ante su incapacidad material para poder examinar convenientemente el caso.

A las once de la noche del domingo anunció su fallo, en el que nueve magistrados frente a seis aceptaron las tesis del Ejecutivo y de la Fiscalía y, por tanto, decidieron anular en bloque las candidaturas de Bildu. Al final, la Sala del 61, presidida por Dívar, dictó su resolución a las cuatro de la madrugada del lunes, cuatro horas fuera de la prórroga concedida. Dívar considera incluso insuficiente esta ampliación del tiempo para adoptar una decisión sobre Bildu. A su vez, el Constitucional también dispondrá de un día menos para decidir sobre el fallo del Supremo. Antes de las doce de la noche de este jueves deberá asumir como propia la resolución del TS o enmendarle la plana.

El Gobierno confía en que el pleno del Constitucional permita a Bildu acudir a la próxima cita electoral del 22-M. Así se lo comunicó este lunes el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, al presidente del PNV, Iñigo Urkullu, según confirmó el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados y tal como adelantó ayer LA RAZÓN. En este escenario, los nacionalistas vascos han decidido esperar hasta este jueves, fecha en la que decide el Constitucional, para plantearse su relación con el Ejecutivo central.

Si el TC permite concurrir a Bildu a las municipales y forales del próximo 22 de mayo, el PNV reconducirá su relación con el Gobierno y Zapatero podrá respirar tranquilo y concluir su Legislatura con cierta comodidad. Amén de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2012, los más expansivos de su último mandato. No obstante, los nacionalistas vascos no ocultan un cierto recelo hacia los socialistas. Se sienten traicionados por el Gobierno y, sobre todo, por su vicepresidente primero. Según el PNV, Alfredo Pérez Rubalcaba ha incumplido «con creces» la hoja de ruta que pactaron en otoño pasado Zapatero y Urkullu sobre la izquierda abertzale y el final de ETA.