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Disculpas urgentes

La Razón
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Por lo leído, visto y oído en algunos medios de comunicación de España, el Presidente de Chile, Sebastián Piñera, tiene que pedir urgentes disculpas por no ser de izquierdas. Ha sentado muy mal su éxito espectacular y la demostración de seriedad y unión que ha dado Chile bajo su humanísimo y sonriente liderazgo durante el perfecto rescate de los mineros chilenos. Ha molestado tanto su condición liberal-conservadora que algunas plumas y voces le han responsabilizado del deterioro y falta de seguridad existentes en las minas de su país. El salvamento de los treinta y tres mineros supone un triunfo personal, porque fue el Presidente Piñera el que hizo oídos sordos a quienes le aseguraron que los trabajadores sepultados a setecientos metros de profundidad no sobrevivirían. Y fue el Presidente Piñera el que tomó el mando de la preparación, buscó financiación, mantuvo viva la esperanza de sus familiares y demostró que los milagros son posibles. Claro, que para todo ello hay que contar con la ayuda de una sociedad unida, de una ciudadanía culta y preparada y de unos medios técnicos, propios o importados, dignos de una nación desarrollada.
En España, una inmensa mayoría ha celebrado como si fuera suyo el prodigio del rescate, y ha sentido una envidia sana de los chilenos, que tienen un dirigente excepcional. Envidia muy comprensible, como es de suponer. Esa unión admirable, por encima de tendencias e ideologías, ese himno nacional entonado con emoción por los mineros y su presidente en la boca de la mina, ya el deber cumplido, nos ha hecho ver a muchos españoles que una patria con doscientos años de historia puede sentirse más arraigada que la nuestra, milenaria. Un Chile democrático y vivo, pujante y honrado, sin nacionalistas, sin sectarios, sin imbéciles, sin memos empecinados, al menos en apariencia. Eso sí, tienen que pedir disculpas a los medios de información afines al Gobierno de España, a su izquierda de Visa Oro y a sus partidarios. No es tolerable que siendo liberal-conservador se haya metido en el bolsillo, Chile lo primero, a todo un pueblo, y que su prestigio haya alcanzado cotas inalcanzables para otros en todos los rincones del mundo. Señor Presidente de la República de Chile: acuda a España cuanto antes y pida perdón por haber padecido un terremoto y que por un corrimiento de tierras se haya derrumbado una mina. En China, mueren seis mineros cada día, pero ese problema no les afecta a los «progresistas» de profesión.
Sea humilde y pida perdón, señor Presidente, por ser competente, humano, serio y constructivo. Qué inasumibles impertinencias. Qué provocadoras extravagancias. De haber sucedido en España la tragedia, no quiero ni pensar las consecuencias. Hubieran intervenido hasta Bibiana Aído, Leire Pajín, Zerolo y Corbacho, todos ellos coordinados por Zapatero. Y a éste, con toda probabilidad, le habría dado «pereza» permanecer treinta horas en la boca de la mina recibiendo a sus mineros y salvadores. Ya le dio «pereza» un viaje oficial y dejó plantado al Presidente de Polonia. «No puedo descansar ni los domingos», dijo en determinada ocasión.
Venga, señor Piñera. Y pida humildemente perdón por ser tan buen Presidente como persona.