Melilla

Asalto y ataque en Melilla por la fiesta del cordero

Cerca de cincuenta inmigrantes saltan la valla y se resisten con dureza a los agentes

Para la Policía no fue fácil controlar y detener a los inmigrantes
Para la Policía no fue fácil controlar y detener a los inmigranteslarazon

MELILLA- Melilla amaneció ayer con los ojos puestos en los doce kilómetros de valla que la separan de Marruecos. Después de un mes de repetidos asaltos de inmigrantes, la festividad musulmana del Sacrificio anticipaba una jornada complicada. Pasadas las dos de la tarde, un grupo de medio centenar de subsaharianos trepó por el tramo de Rostrogordo, la parte más al norte y cercana al mar. Cerca de 30 lograron pisar suelo español. Varias dotaciones de la Guardia Civil y la Policía interceptaron al grupo cuando corría carretera abajo hacia el barrio de Cabrerizas. No fue una tarea sencilla. Este periódico comprobó la gran resistencia que opusieron los ilegales, que prácticamente igualaban en número a los agentes. Descalzos y semidesnudos para dificultar la captura, proferían gritos al unísono y se defendían a golpes. El primer guardia civil en llegar sufrió una agresión en bloque y su coche quedó abollado y con restos de sangre. Después de casi una hora de forcejeo, de carreras y disparos de fogueo al aire, las fuerzas de seguridad los trasladaron a comisaría en varios coches. Resultó imposible meterlos a todos en un autobús que se fue de vacío. Según la Delegación del Gobierno, al menos dos inmigrantes y un agente fueron atendidos en el hospital por heridas leves. La escena acabó con la calma que disfrutaban las familias que se reunían a comer en el pinar cercano.

La Guardia Civil temía que los inmigrantes que se esconden en el vecino monte Gurugú aprovecharan la relajación de la vigilancia marroquí con motivo de la festividad del cordero. Durante toda la mañana se avistaron movimientos de bolsas de hasta 200 subsaharianos en la falda de la montaña. Según diversas fuentes, la seguridad marroquí logró detenerlos antes de que hicieran la tentativa por el Barrio Chino. Desde el jueves quedó activado un dispositivo especial de seguridad con un helicóptero y más de 60 agentes de tres GRS (Grupo Rural de Seguridad) llegados como refuerzo. Sin embargo, la agresividad e incluso el lugar de los saltos y la hora, a plena luz del día, indican que algo está cambiando en la dinámica de una frontera que en 2005 vivió las peores avalanchas. Un guardia civil explicó a LA RAZÓN que cada vez vienen «más a tope» y que no siguen un patrón fijo. «Juegan muy bien con el factor aleatorio. Antes golpeaban a la misma hora aunque en lugares distintos», asegura este agente que se lamenta de la gran «presión psicológica» que sufre la Benemérita.

Según Médicos Sin Fronteras (MSF), la causa de estas oleadas está en la «desesperada situación» que viven los más de un millar de subsaharianos que se esconden en el Gurugú. Algunos llevan hasta dos años agazapados entre la maleza. Las redadas marroquíes se han intensificado y también el grado de violencia empleado contra ellos. MSF asegura que cada día atienden a más heridos que denuncian agresiones marroquíes. «Vienen con piernas y brazos rotos, con vientres reventados», sostiene un responsable de esta ONG. La presión de Rabat y el terrible panorama de pasar otro duro invierno en el monte estaría motivando que se lancen en grupos más numerosos para aumentar las posibilidades de éxito. Saben que una vez que ponen un pie Melilla no pueden ser devueltos. Al menos en teoría. Diversas organizaciones mantienen que estas «devoluciones» se producen en pequeños números y con la connivencia marroquí.

Pese a que el horizonte que les espera en la ciudad no es muy halagüeño, hacinados en el Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes, dejar atrás el Gurugú es un gran paso. En Melilla tienen asegurada cama, comida, asistencia sanitaria y un trato, cuando menos, correcto. Los melillenses viven con resignación, pero sin acritud, la presencia cada vez más numerosa de ilegales en sus calles. Aseguran que no les dan problemas ni se meten en líos. Si acaso alguna pelea entre ellos. En lo que va de año, se han producido al menos 20 asaltos y más de 400 personas han alcanzado una tierra cada vez menos prometedora.