Uncio acusa a la CAM de «hurtar» información a la Comisión de Control

VALENCIA- No contaban con la información ni con los medios necesarios. Este es uno de los mensajes que llevaba preparado el que fuera vicepresidente de la Comisión de Control de la CAM durante sus últimos años de existencia, José Manuel Uncio, para su comparecencia de ayer en la Comisión de investigación de Les Corts valencianes.

Según él, la Comisión de Control «no tenía ningún tipo de apoyo técnico para establecer una gestión diferente a quién tenía todos los medios», en referencia al Consejo de Administración. Explicó, con bastantes divagaciones que hacían que su tiempo de intervención no fuera suficiente para responder a todos los grupos, que la primera vez que se reunió con José Antonio Iturriaga -administrador provisional nombrado por el FROB para dirigir la CAM tras ser intervenida por el Banco de España- ya le dijo que se les había «hurtado el acceso a informaciones muy importantes».

El otro titular que quería dejar claro Uncio, de ahí que lo repitiera de forma incesante, es que el Banco de España estaba, supuestamente, controlando las cuentas de CAM desde el año 2008, y nunca advirtió de que la situación fuera grave. De hecho, dijo Uncio, impulsó el SIP con otras Cajas, que finalmente no se realizó.

El compareciente resultaba especialmente interesante por haber sido también directo del Instituto Valenciano de Finanzas del año 2000 al 2002, un organismo que, en teoría, tenía también la misión de vigilar que el funcionamiento de las Cajas valencianas era el adecuado.
No obstante, Uncio afirmó sobre esta función que era más un «desiderátum político que una capacidad real» y que nunca se le reclamó esa competencia.

También echó la culpa al Banco de España otro de los comparecientes, Juan Ramón Gual, empresario mallorquín que formó parte del mismo órgano de gobierno que Uncio. Gual indicó que sabiendo que el Banco de España «estaba ahí desde 2008», nada hacía presagiar el fatal desenlace de la Caja.

Ya por la tarde, el exvicepresidente de la CAM Antonio Gil Terrón lamentó que, tras dedicar 17 años de su vida a CAM, «con toda la ilusión» y «todo el cariño del mundo», al final «lo único» que se ha encontrado es «un cubo de basura encima» de su cabeza, pues ha acabado con un «mal sabor de boca» y no le ha quedado «nada».