Finanzas
OPINIÓN: Muertos vivientes
El Gobierno parece haber dejado atrás el último episodio de su política negacionista de la crisis al reconocer que en España el estallido de la burbuja de activos implicará una crisis bancaria, cuya resolución definitiva exigirá varios puntos del PIB y la privatización de las cajas de ahorros. El proceso de recapitalización de unas cajas de ahorros con evidentes problemas de gobierno corporativo será doloroso pero resulta imprescindible para evitar la proliferación de entidades zombies que frustren toda posibilidad de recuperación económica. Como suele ser habitual con el actual Gobierno cuando muda su negacionismo en reformismo de salón, el plan presenta graves errores de diseño. No proporciona incentivos adecuados para que los inversores privados entren con su capital a sanear las cajas antes de que éstas sean nacionalizadas. Esto obligará al Estado a acudir masivamente a los mercados para poder recapitalizarlas. Y en las actuales circunstancias, estas colocaciones sólo tendrán éxito en la medida en que sean asumidas o respaldadas por los mecanismos europeos de estabilización. ¿Es esto la intervención? Lo cierto es que Merkel ya ha exigido más poder en España para flexibilizar los mecanismos europeos y que puedan participar en el saneamiento bancario español. ¿Existe alternativa? Por supuesto. Se proporcionarían los incentivos adecuados para el éxito de la recapitalización inicial si se vinculase la obtención de fondos públicos a la necesaria captación de capital privado que, en el caso de no lograrse, derivaría en la intervención y liquidación de las entidades. Se minimizaría así el uso de fondos públicos, se evitaría la indeseable intervención de los mecanismos europeos de estabilización en España y se acortaría para el sector bancario una travesía del desierto de seis meses en los mercados de capitales en la búsqueda de liquidez que para muchos va a ser muy difícil de soportar.
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