Danza

Comediants a vida o muerte

Idea y creación: Comediants.Dirección: Joan Font. Reparto: Àngels Gonyalons, Jordi Llordella, Laia Oliveras, Laia Piró, Marc Pujol. Composición e interpretación musical: Ramón Calduch. Letristas: David Pintó, R. Calduch. Director de arte: Jordi Valbuena. Teatro María Guerrero. Madrid.

Cuatro actores de Comediants en una escena de «Perséfone»
Cuatro actores de Comediants en una escena de «Perséfone»larazon

Hacía tiempo que no pasaban por Madrid Comediants, acaso desde sus «Maravillas de Cervantes». Veterana compañía catalana que ha hecho suyas diversas escuelas y tradiciones para crear un estilo propio y reconocible, lo cual no es poco, Joan Font y los suyos desafían desde hace tres décadas a las convenciones y modas con un teatro que es esencia de calle pero hecho con medios y abundante atrezo, un sello colorido y carnavalesco que se refuerza a veces en la comicidad inquietante de la máscara y que mira siempre que tiene ocasión a los pilares del clown clásico y otros lenguajes tradicionales. Su regreso al Centro Dramático Nacional, donde ya estuvieron con «Alè» en 1984, era de justicia.

Otra cosa es que sus propuestas acierten, algo que viene a cuento en «Perséfone», un popurrí de escenas con sus más y –pienso en un banquete grotesco de gusanos– sus menos. Subtitulado «Variaciones mortales», el montaje, concebido como un pseudomusical, es original: sorprende su espíritu cabaretero, con un brillante multinstrumentalista en directo, Ramón Calduch, que firma una trabajada partitura. Al ritmo de pasajes oscuros y cómicos, Comediants regresan a los infiernos que visitaron en «Orfeo y Eurídice» para que la reina del inframundo nos recuerde lo que ya advertía Jorge Manrique: que reyes y campesinos caerán por igual.

Àngels Gonyalons –preciosa voz, digna de su fama de estrella del musical– encarna con fuerza y misterio a la esposa de Hades. La acompañan cuatro «comediants» de enorme talento, sobre todo a la hora de actualizar los códigos de la «commedia dell'arte» en un velatorio hilarante con viudas, amantes y herederos airados. Comediants siguen vivos y con ideas –cautivan cuando hacen suyo el folclore de las danzas de la muerte–, pero a esta «Perséfone» le falla su estructura deslabazada y lo inconexo del tono de sus pasajes. Y aunque el aporte audiovisual es técnicamente impecable, la compañía abusa de las proyecciones, con las que resuelve casi todo, hasta episodios como el del barquero Caronte que piden a gritos más teatro. Pese a sus virtudes, Comediants afronta un momento crítico: el de saber reinventarse para no morir como senda artística.

lo mejor:
la voz de Àngels Gonyalons y el talento para la «commedia dell'arte» de la compañía
lo peor:
alguna escena, como la de los gusanos, en exceso grotesca, y lo desestructurado del montaje