Museo del Prado
La actualidad de los museos
Sorprende que el consumo de cine se encuentre en caída libre en España mientras que las cifras de visitantes presentadas por los tres grandes museos nacionales –El Prado, Reina Sofía y Thyssen– revelen significativos crecimientos en 2011. Sinceramente, la confluencia de dos grandes factores como la eterna crisis económica y el triunfo de los entornos digitales ha conllevado que los usos del consumidor cultural resulten imprevisibles y, a causa de ello, completamente desconcertantes. Cuanto se diga con el objetivo de sentar cátedra en este respecto y establecer estándares fuertes de comportamiento no dejará de ser un supuesto levantado sobre arenas movedizas y con muy pocas posibilidades de ser refrendado por la sucesión de hechos. No obstante, y con el fin de arrojar algo de luz a propósito de este «boom museístico», conviene subrayar algunos aspectos a modo de «cartografía de mínimos».
En primer lugar, destaca la apuesta por exposiciones temporales que saben gestionar con eficacia nombres, conceptos, estilos, que la ciudadanía reconoce de inmediato como el «verdadero arte», y que son capaces de desbordar el restringido círculo iniciático de críticos y entendidos. La idea no es tanto acometer una deriva populista cuanto explotar ciertas mitologías que, a fuer de resultar completamente vigentes, constituyen una inigualable herramienta de «reclutamiento social». No hay que olvidar otros dos posibles argumentos sobrevenidos por la actual coyuntura de crisis: de un lado el hecho de que la reducción a mínimos de los proyectos culturales sostenidos por las autonomías se ha traducido en un proceso de segunda centralización, por el cual la mayor parte de los sucesos culturales vuelven a concentrarse en los grandes núcleos a unos niveles tan discretos, que comienzan a recuperarse alternativas, soportes y modelos que muchos creían ya superados. Los museos –al menos algunos–vuelven a estar de moda. No todo en la crisis tenía que ser malo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar