Moscú
Preocupado por el «tiqui-taca»
L7 Canto
Está el cantautor, el que hace cine de autor y el canta-entrenador, entre otros géneros de cantantes y autores. «Un canto al fútbol». Eso ha sido, para Guardiola, el partido de ayer en San Mamés entre el Athletic y el Barça. Marcelo Bielsa, el restaurador del nuevo Athletic, filósofo y lírico argentino amén de probo técnico, canta también «el espectáculo de belleza y poder bajo la lluvia». «Cantando bajo la lluvia», aquella inolvidada película. Jugando bajo la lluvia, también partido para la memoria. Mourinho canta también. Pero Mourinho no suele ser nada correcto futbolísticamente cuando pone en vibración sus cuerdas vocales para cantar contra el árbitro, contra algunos de sus jugadores y ahora contra «la frialdad» de la clientela del Bernabéu, con la excepción del colectivo ultra de la zona sur.
–Mire –me regaña, a la salida del estadio, una señora abonada del Real Madrid–, ustedes los periodistas son también como Mourinho: censores y quejicas como él, sólo que él es guapo y multimillonario y buen cristiano. Por eso le va bien en la vida. Yo, por lo tanto, «mourinhista» a rabiar, como Florentino, que también es cristiano y también está haciéndolo como lo haría don Santiago si viviese. A ver si publica mi reproche en su columna –me desafía–. Soy lectora de LA RAZÓN.
Publicado. Siento no poder escribir su nombre, no me lo dijo.
X9 Comunismo
El señor Roures es, o era, comunista. Lo cual está muy bien. Pero un comunista español no es sino un comunista que no ha vivido jamás en un país comunista. Se lo dije en cierta ocasión a mi entrañable y difunto Paco Rabal.
–Mira, Paco, acabo de regresar de Moscú, de los Juegos, y si el comunismo es lo que he visto en Moscú (tenía vigilada hasta la habitación del hotel), que le den a tu querido comunismo por el agujerito de entre las nalgas.
Paco, aguileño, cachondo y más liberal y hedonista que el que inventó el liberalismo y el hedonismo, me contestó:
–Lo sé. Pero en España viste mucho intelectualmente ser comunista, luego hay que ser comunista. Anda, olvidaté de Moscú.
El señor Roures, antes que comunista es, obviamente, un codicioso Romeo del dinero, ese dios. El señor Roures me recuerda a Jesús de Polanco, cuya religión era el dinero. «Yo sólo creo en el dinero», confesaba con toda sinceridad. El Hospitalet, con la visita del Barça, no sólo no ha ganado ni un euro, sino que no ha sacado ni para cubrir los gastos, «menos de 6.000 euros», según su presidente. Al señor Roures, como a la Liga Profesional que preside el señor Astiazarán, y como, en fin, a todos los «capitalistas» del telenegocio del telefútbol, el fútbol, como juego o competición, les importa tanto como a mí la utopía del comunismo: absolutamente nada. (Por cierto: también estuve en Cuba, hace años, para hacer un reportaje sobre los olímpicos caribeños. Desde que llegué, me pusieron «un escolta» o funcionario que «me» dirigió el reportaje, con lo que resultó, sin exageración, un reportaje «castrado»).
Conclusión: el telefútbol, antes o después, también acabará «castrando», si no se remedia, el fútbol de abono, socio, ultra antisistema y estadio.
S12 Rigodón
Mourinho, en su «vademecum» –«Mou por Mou»–, dice: «Cada partido es muy complicado, porque la táctica siempre está por encima de la técnica y la estética». Verdad cierta o relativa, que en el fútbol crece con más fuerza la hierba de la relatividad. Inglaterra, con fútbol «a balón parado», la metió una sola vez, vez bastante, para «ganarnos injusta e inmerecidamente» por 1-0. Un señor que en vida se llamó Pablo Hernández Coronado, predicaba que «el gol es el orgasmo del fútbol» y que para sentirlo «muy gozosamente había que meterla». España, esta vez, se ha quedado sin orgasmo.
–Ese rigodón del «tiqui-taca» reiterado, o del insistente y terco tuya y mía , ¿no creéis que amanera y remilga preocupantemente la eficacia goleadora?
Pues sí, querido desconocido (un convecino nuevo).
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