Crisis del PSOE

Cerco a Gómez

De dimisión nada. Desde hace meses, sino años, un sector del Partido Socialista de Madrid intenta acabar, hasta ahora sin éxito, con el liderazgo de Tomás Gómez. Ayer, el secretario general del PSM se escudó en el voto de castigo a la crisis o a las políticas puestas en marcha por Zapatero para no responder si es la hora de que dé un paso atrás.

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«Aunar energías» es lo que, explicó, quiere hacer ahora Gómez tras unos desastrosos resultados. Sin embargo, lo cierto es que en una situación mejor que la que presenta en la actualidad las filas socialistas, hace cuatro años, el ex secretario general del PSM, Rafael Simancas, decidió pedir perdón y dejar vía libre al «nuevo socialismo» de Gómez. Ahora, de nuevo, los críticos piden a su líder que reflexione, no ya sobre los resultados –que también–, sino sobre la idoneidad de que continúe al frente de un proyecto que la ciudadanía madrileña ha castigado.

La carrera de Gómez al frente del PSM no ha sido un camino de rosas. Su ausencia de las instituciones en la pasada Legislatura y su insistencia por rodearse de fieles, concluyeron con el rodillo de la Ejecutiva regional sobre prácticamente todas las listas que se votaron el domingo. Dejó a la mitad de los diputados fuera; al margen de primarias, puso y dispuso sobre los candidatos de algunos de los municipios más importantes de la región y retó a la dirección federal de los socialistas en un vano intento por presentarse como el candidato de la gente común. Ahora, todos los frentes que ha ido abriendo en los últimos tres años podrían volverse en su contra. Un cerco contra el secretario general de los socialistas madrileños del que, por ahora, Gómez no se da por aludido aunque las pistolas, en el PSM, van cargadas.