Londres
Carlos Rivera/ Actor: «Le dije a mi madre que iba a ser el Simba de ‘‘El Rey León''»
DE CERCA«Me gusta la comida y bebida mexicana, el picante…En realidad, sólo el extrañar, el echar de menos me hace llorar. Y a veces echo de menos. Y eso que soy feliz en Madrid. Feliz bajo la máscara de Simba»
Cuando se apagan las luces y comienza la función de «El Rey León», la magia se hace tan evidente que resulta difícil distinguir si la marioneta de la pantera está gobernada por la mujer que camina en su interior o viceversa. El ambiente que se respira es inmensamente africano por la luz, por el sonido y hasta por el olor que se imagina en una África real, viva, pero al mismo tiempo perteneciente al universo de los sueños, de ese mundo ancestral donde descansan a veces los recuerdos de lo vivido, lo escuchado o lo leído o, a veces, simplemente la imaginación. Todos los animales son tan reales, tan creíbles como para que todos nos sintamos bestias y acabemos percibiendo la angustia de cualquier especie, de perder al padre invencible y bondadoso por obra y gracia de la ruindad de un hermano, aquejado por la envidia. Entre humanos sería la historia de Caín y Abel. En la selva es la de Mufasa y Skar. Pero, por suerte, también la de Simba. El sucesor. El leoncito que se queda sin padre y a quien su malvado tío le carga con la culpa. El mismo que acabará convertido en un gran león y terminará ocupando el puesto de su padre como Rey. Casi me olvido, escondido tras el personaje, debajo de la máscara de Simba, hay un gran actor, con una prodigiosa voz: Carlos Rivera.
–Está usted más guapo sin máscara…
–Muchas gracias.
–¿Cuánto tiempo lleva ya con ella puesta?
–Desde agosto del año pasado. Casi un año. Pero bueno, es una máscara que deseé tanto que hoy la amo sobre todo, es mi mejor amiga y salimos al escenario a divertirnos juntos.
–La amaba antes de llevarla, según creo. Incluso ganó un concurso musical en México con una canción de «El Rey León» ¿no?
–Exacto. La historia del Rey León es maravillosa y mágica. Desde que vi la película por primera vez de niño, me enamoró. El primer disco que compré fue el de «El Rey León». Después llegó este concurso y me lo pasé entero diciendo que quería cantar la canción de «El Rey León». Y al final lo logré y pude cantar la versión de «Can You Feel The Love Tonight?» acompañado de una coreografía con treinta bailarines simulando el musical.
–O sea que estaba casi predestinado…
–Pues sí. Porque después del concurso y de hacer musicales en México y de grabar un par de discos, llegó a México un día el musical de «El Rey León», pero en inglés y con subtítulos y yo sólo fui a verlo, pero al ver ese despliegue de imaginación y de creatividad me volví loco. Me compré el disco del musical y lo ponía a todas horas en el coche, en casa y no paraba de cantar y cantar «Endless night», que era la canción de Simba. Lo más fuerte es que cuando salí del musical le dije a mi mamá:»"Escucha lo que te voy a decir. Yo voy a ser el Simba del Rey León. Dónde, no se. Cuándo, no sÉ… Pero en algún lugar del mundo lo voy a ser».
–¿De qué año estamos hablando?
–De 2008. Yo tenía 22 años y estaba haciendo el papel de La Bestia en el musical de Disney.
–¿Y cómo consigue el papel de Simba?
– En el 2010 estaba terminando «Mamma Mía» y lanzaba mi segundo disco cuando vi por Internet que «El Rey León» iba a Madrid. Entonces me volví loco. Me traté de registrar por Internet pero no pude porque me pedían el número de la Seguridad Social. Entonces pensé que no sería para mí, que tendría que esperar otra ocasión, que estaba sacando un disco. Pero poco después, en Marzo del año pasado, Morris Guilbert, que sería el equivalente a Julia Gómez Cora aquí en Madrid (son los productores más importantes de teatro en cada país, que se suelen apoyar a la hora de buscar talento), me llama y me dice: «Carlos, en España están buscando a Simba y yo sÉ lo importante que es esta obra para ti; entonces con todo el dolor de mi corazón porque sÉ que te vas a ir, ve y gánate el papel».
–¿Entre cuántos?
–Entre 10.000.
–¿Fueron 54 audiciones entre 10.000?
Sí. Entonces imaginate. Yo mandé un vídeo con un piano y la voz y a los dos días me llamaron, me dijeron que lo habían visto y que la gente de Disney quería que viajase a Madrid. Así que dejé la promoción del disco y me vine al otro día a España, audicioné y al otro día me dijeron que era Simba.
–¿Ya está?, ¿de un día para otro?
–Prácticamente.
–Qué suerte que haya sueños que se hacen realiad…
–Pero costó, ¿eh? Tuve que trabajar durante meses con el nutricionista para subir la masa muscular, con el entrenador personal también, me iba todas las mañanas a estar dos horas en el gimnasio, tomaba clases de ballet, de jazz, de canto. Tenía que estar preparado para este todopoderoso Rey León que exige talento, sí, pero además un cien por cien de disciplina.
–Y más sabiendo que nunca le sustituyen…
–Bueno, casi nunca. Alguna vez que he enfermado o por alguna emergencia. Si no, damos ocho funciones a la semana, a veces nueve.
–¿Y no hay veces que después de una función está para el arrastre?
–A veces te parece que no puedes y dices: «Cómo voy a hacer la función», pero te pones el vestuario, y tal vez por lo que dijo su creadora, que es que está hecho como se hubiera hecho cualquier vestuario típico de África, o quizás porque todo es lo que se ve: el cristal, la piedra, la semilla, la madera, el cuero, las conchas de mar, pero lo cierto es que recibes la energía de los ancestros, de la propia tierra...
–Vamos, que son trajes con superpoderes.
–Pues prácticamente sí. Te pones la máscara e indudablemente sientes el poder y más cuando al salir ves que el teatro está siempre completamente lleno. Para nosotros es todo un regalo.
–¿Y no da miedo pensar que eso sucede una vez en la vida, que tal vez haya otra obra en la que el éxito no sea igual
–Siempre hay miedo después de una obra que va bien. Yo lo tuve tras «La Bella y la Bestia». Eran mis dos musicales favoritos y, después de hacer «El Rey León», me digo: «Ya hice el número 1, ¿qué vendrá después?». No lo sé, pero me dejaré sorprender por la vida.
–Algún sueño tendrá...
–Pues quizá llegar a Broadway o al West End de Londres. Y si es con «El Rey León», imagínate…
–Vayamos a la vida diaria, ¿se liga mucho contando que se es Simba, ni más ni menos?
–Nunca lo cuento, la verdad. Pero sí es cierto que cuando trabajas en un musical al final generas cierta curiosidad.
–¿Le piden muchas entradas sus amigos del mundo?
–Sí, pero es complicado ¡porque siempre está lleno! Pero bueno, que todos los problemas sean éstos.
–Supongo que cuando se lleva máscara a uno también le apetece quitársela, que sepan quién es…
–Claro, y me muero de ganas de ir a cantar y que me vean también cantando lo que yo hago. De hecho, el venir a Madrid para hacer «El Rey León» me ha abierto la oportunidad no sólo de hacer teatro en España, sino que, tras haber firmado con Sony Music México, cuando llegué aquí me adoptó Sony España y ahorita estamos trabajando para poder hacer aquí el que será mi tercer disco. Lo queremos sacar a principios del año que viene, mientras aún estemos aquí haciendo el musical. Y saldría al mismo tiempo en México y en España. Y entonces, bueno, ojalá que nos alcance la vida y podamos estar haciendo las dos cosas a la vez.
✕
Accede a tu cuenta para comentar