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ANÁLISIS: Los talibanes buscan la paz por Ahmad K Majidyar
–¿La difusión del vídeo de los marines deteriorará la relación entre Afganistán y EE UU?
–Este vídeo aumentará el resentimiento de los insurgentes talibanes hacia las tropas extranjeras en Afganistán y ayudará a reclutar combatientes, pero no impedirá que EE UU negocie con los talibanes.
–¿Cuáles son los principales obstáculos para alcanzar la paz?
–Los talibanes no quieren renunciar a la violencia ni aceptar la Constitución afgana, pero lo más importante es que no desean cortar sus vínculos con Al Qaeda ni con otros grupos terroristas. Con la retirada de las tropas de la OTAN y de EE UU, los talibanes se ven como ganadores del conflicto. Por tanto, es improbable que los talibanes bajen las armas y se unan al sistema político afgano hasta que no sean derrotados militarmente.
–¿Cuántos soldados americanos quedarán tras 2014?
–Estados Unidos necesita mantener la fuerza residual de entre 20.000 y 30.000 hombres después de 2014 para salvar los logros de los últimos diez años y evitar que los talibanes y Al Qaeda restablezcan bases terroristas en Afganistán. Esta fuerza residual también ayudará a entrenar y fortalecer las tropas de seguridad afganas y a continuar las operaciones de contrainsurgencia en Afganistán y en las áreas tribales de Pakistán.
–¿Es Karzai un líder muy débil?
–El poder del presidente Karzai es cada vez más limitado y será incapaz de mantener la paz si las fuerzas extranjeras abandonan prematuramente Afganistán. Los talibanes han dicho que no reconocen su autoridad y son reacios a negociar con él. Además, temiendo un acuerdo bajo mano entre Karzai y los talibanes, los líderes de las minorías étnicas afganas se están distanciando del presidente y han comenzado a rearmarse de cara a una posible guerra civil.
–¿La apertura de una oficina diplomática talibán en Qatar ayudará al proceso de paz?
–No lo creo. Han abierto esta oficina en Doha sólo para aumentar su legitimidad a nivel internacional y buscar concesiones unilaterales, como la liberación de sus presos de Guantánamo. Esta oficina será inmensamente positiva para ellos, ya que no se les considerará un grupo terrorista sino una organización opositora legítima. Además, podrán difundir mejor su mensajes en los medios internacionales –especialmente Al Yazira, que tiene su sede en Doha–, y recaudarán más fondos en el mundo árabe. Por último, les servirá para expandir sus lazos con otros grupos radicales y terroristas en Oriente Medio.
Ahmad K. Majidyar
Analista del American Enterprise Institute
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