Chávez contra la RAE

Primero fue el enemigo capitalista, en abstracto, después el diablo norteamericano. Ahora, el chavismo ha encontrado una nueva bestia negra en la que volcar sus fobias doctrinarias: la Real Academia Española (RAE). ¿Es que se ha metido la docta casa en política? No, aunque toda política se sustenta en el idioma. El informe del académico Ignacio Bosque sobre la incorrección y el absurdo al que se ha llegado en el afán institucional por combatir el sexismo ponía a la Constitución de Venezuela como ejemplo de mal uso del lenguaje, ya que la carta magna chavista abusa del uso repetitivo del masculino y el femenino en su artículado.

Caso melancólico del Imperio
La cosa ha escocido allende los mares: el miércoles, la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ), Luisa Estella Morales, afirmó durante una sesión especial del Parlamento Latinoamericano (el Parlatino) que el académico «trató de ridiculizar» la Constitución, informa desde Venezuela Efe. «Ha criticado la visibilización de la mujer en el idioma, ese logro constitucional de la mujer venezolana que exponemos con tanto orgullo y que con tanta naturalidad hemos introducido en el discurso académico», apuntó Morales. El sector «oficialista» defiende su uso del lenguaje como un logro de la revolución de Hugo Chávez. El escritor Luis Britto llega a señalar a la RAE como un «caso melancólico del imperio». Otra indignada es la diputada oficialista ante el Parlatino Ana Elisa Osorio, para quien la Constitución es «uno de los principales logros de la revolución» y el lenguaje «un instrumento para luchar contra la discriminación». Según asegura, los diputados del Parlatino presentarán un documento para rechazar el informe de la RAE.

Bosque cuenta con apoyos como el del presidente de la Academia Venezolana de la Lengua, Francisco Javier Pérez, quien aseguró que «hay que comprender que el espíritu del texto» de Bosque apunta, «indudablemente, a cómo el sexismo viene manifestándose». Sobre la alusión a Venezuela, Pérez añade: «En ningún momento, al menos yo no lo vi por ningún lado, hay una intención de índole política, ideológica o de otra naturaleza».