Jubilación
No es ninguna tonta
Ayer todo fueron sonrisas para la canciller alemana y jefa de Europa, Angela Merkel, a la que se pretende convencer de que Rodríguez Zapatero está haciendo cuanto se le dice para evitar que la economía española acabe siendo un lastre para la Unión Europea. Aquí, de un tiempo a esta parte, parece como si todo el mundo trabajara para Merkel. Dijo que había que bajar el déficit, y a ello nos pusimos de inmediato. Dijo que la reforma laboral era fundamental, y esa reforma se hizo más pronto que tarde. Explicó cómo no debemos endeudarnos más, y desde entonces no se autoriza una emisión de deuda por encima de los márgenes. Y pidió finalmente que pusiéramos la edad de jubilación a los 67 años, y a ello se puso Zapatero de inmediato. De manera que ayer la recibimos en Madrid con gran parafernalia y la tranquilidad de haber hecho en tiempo y forma lo que la alemana exigía. El problema de Zapatero es que Merkel no es ninguna tonta. Tiene pinta de ama de casa bonachona y eso llevó a nuestro carismático líder a cometer errores básicos otrora en el tratamiento a la alemana. Desde considerarla una política frustrada hasta plantearle varios pulsos en el seno de la UE, que por supuesto perdió por goleada. Uno puede echar pulsos cuando es fuerte y su economía está saneada. Pero es absurdo siquiera sugerirlo teniendo la tasa de paro más alta de la Eurozona y unas cuentas descuadradas, que dejan mucho que desear. De manera que al final se impuso quien tiene el poder de verdad y fuerza suficiente para hacerlo. Alemania logró el 2010 un crecimiento histórico del 3,6 con un ritmo envidiable de creación de empleo y unas cifras que no se alcanzaban desde la reunificación del año 1991. También cerró el pasado 2010 con un déficit del 3,5, apenas 0,5 puntos por encima del objetivo de estabilidad marcado por la UE. ¿Cómo lo logró? Haciendo justamente lo contrario que Zapatero. Y por eso le ha explicado ahora a nuestro carismático líder que en realidad esto de gobernar un país es fácil: se trata de hacer lo mismo que cualquiera de nosotros en la economía doméstica. O sea, gastas lo que tienes pero no más. Ahorras por si vienen mal dadas y trabajas con ahínco para poder ahorrar y tener dinero para imprevistos en el futuro. Y ni una sola broma con los salarios y las pensiones. Los salarios suben si las empresas van bien y ganan dinero, de lo contrario deben congelarse. En materia de pensiones sostiene la canciller que no podemos tener mejor jubilación que los propios alemanes, que van mejor que nosotros en ingresos y en renta y sería francamente llamativo que tuvieran las peores pensiones de Europa . Y también le ha venido a decir que no vale hacerse trampas en el solitario. La reforma laboral hay que cumplirla y la reforma de las pensiones también, porque ella se va a enterar al minuto si lo que se pretende es engañarla con acuerdos menores.
Hizo mal en el pasado Zapatero al llamar a la canciller alemana «fracasada», y hará mal de nuevo si se empeña en venderle fotos en vez de tomar medidas en serio. Porque Merkel puede ser lo que quieran, pero no tiene un pelo de tonta.
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