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Llamada contra la automedicación

Llamada contra la automedicación
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Las vitaminas y minerales son por definición nutrientes esenciales para el ser humano. Dejando al margen las enfermedades que se benefician claramente de su aporte en forma de suplemento la duda es saber si el resto de la población, considerada sana, se beneficia o, por el contrario, se ve perjudicada por su aporte. Los estudios relacionados con posibles efectos adversos de estos compuestos no han tenido una gran repercusión, de forma que en la actualidad más de 100 millones de personas en Europa y EE UU son consumidores de este tipo de productos, en su mayoría sin ningún tipo de supervisión médica. La automedicación en general, y de los suplementos vitamínicos en particular, se ha implantado en nuestra cultura y es tomado por muchos como un síntoma de progreso. Un estudio publicado por el equipo de Jaakko Mursu en la revista «Archives of Internal Medicine» a finales de 2011 sobre la mortalidad asociada al uso de suplementos de vitaminas y minerales en mujeres de edad avanzada del estado de Iowa, ha conmocionado a la opinión pública norteamericana y desde allí se está irradiando una alarma al resto de los países. El estudio del estado de Iowa nos dice que en mujeres de raza de blanca de edad avanzada, muchas de ellas con enfermedades asociadas, la mayoría de los suplementos no mostraron ninguna relación con la mortalidad. Sin embargo los sujetos que consumían suplementos multivitamínicos, ácido fólico, vitamina B6 y determinados minerales (hierro, zinc, magnesio y cobre), en especial el hierro, presentaban un ligero aumento de la mortalidad.


 Este estudio tiene una serie de limitaciones que hay que tener en cuenta a la hora de interpretar los resultados: el factor edad es clave y hace que no sean extrapolables a otras poblaciones más jóvenes o de otras razas; no se tiene en cuento su efecto sobre la calidad de vida; además los resultados obtenidos en el caso de los complejos multivitamínicos, una vez eliminado el efecto de la edad y de los factores de riesgo cardiovascular, no reflejan mayor mortalidad por causa cardiovascular ni por cáncer, circunscribiéndose la mayor mortalidad a otras causas. En espera de nuevos estudios sobre los potenciales riesgos y beneficios de los suplementos nutricionales en la salud cardiometabólica y su relación con el envejecimiento saludable, aconsejamos a sus consumidores moderación, tener en cuenta las dosis, realizar periodos de descanso y lo más importante, ponerse en manos de los profesionales, ellos mejor que nadie les aconsejarán sobre los más beneficiosos en cada caso particular. Por último, la revisión médica periódica nos parece imprescindible ya que las características de la medicina moderna en general y de la medicina cardiometabólica en particular son la de ser personalizada, preventiva, predictiva y anticipativa. Pongámosla en práctica sin demora, nos evitaremos más sobresaltos como el de las vitaminas de Iowa.