Cataluña

El PP promete una dieta para la administración más severa que CiU

Montilla alerta de que las promesas de CiU y PP puede encubrir una reducción de los servicios sociales.

Sánchez-Camacho volvió ayer a Esade, donde se escapaba a estudiar con sus amigas cuando hacía Derecho en la Universidad de Barcelona
Sánchez-Camacho volvió ayer a Esade, donde se escapaba a estudiar con sus amigas cuando hacía Derecho en la Universidad de Barcelonalarazon

BARCELONA- Alicia Sánchez- Camacho no va a dejar que Artur Mas se quede con el papel de liberal-demócrata en las elecciones catalanas. Si hace dos semanas en Madrid, el líder de CiU propuso reducir la administración catalana entre un 20 y un 25 por ciento, la candidata del PP a la Presidencia de la Generalitat, ayer fue más allá y cifró en un 30 por ciento la dieta que propone para la Generalitat.

Subvenciones ideológicas
En una conferencia impartida en el ciclo de «Perspectivas económicas para Cataluña», que organiza Esade, Sánchez-Camacho concretó su apuesta para adelgazar la administración catalana. Para empezar, apuesta por suprimir cuatro consejerías: el departamento de Vicepresidencia; fusionar Medio Ambiente con Agricultura, Acción Rural y Alimentación; Vivienda con Política Territorial y Obras Públicas; Trabajo con Acción Social, e Innovación, Universidades y Empresas con Economía y Finanzas. Y para continuar, propone reducir un 30 por ciento las empresas públicas y acabar con las duplicidades. Para Sánchez-Camacho es más que sospechoso que en 2006, el número de empleados de la Generalitat fuera de 165.033, y tres años después, en 2009, hubiera 219.400 funcionarios trabajando para la administración catalana.
El presidente de la Generalitat, José Montilla, no permitió que le colgaran la etiqueta de derrochador y se apresuró a justificar el aumento del número de profesores, enfermeras, mossos, en definitiva, funcionarios. Alertó de que «los cantos de sirena» de CiU y PP sobre las reducciones de la administración pueden esconder una reducción de los servicios.
Aunque Sánchez-Camacho no es médico como Jordi Pujol, su máxima es aplicar el juramento hipocrático –el médico no puede perjudicar al enfermo–, a la política: «El político no puede perjudicar al empresario». Por eso insiste en que su prioridad es salir de la crisis. Propone congelar los impuestos, tal y como estaban antes de la subida de Zapatero y Montilla, reforzar los vínculos económicos con España, crear puestos de trabajo y no malbaratar el presupuesto con subvenciones ideológicas a guarderías francesas que enseñan catalán.