Automóvil

«Le fallaron los frenos»

Trece personas han resultado hoy heridas, una de ellas de carácter grave, tras ser atropelladas por un vehículo que circulaba por la calle de Ribera de Curtidores, en las inmediaciones del popular Rastro madrileño.

Trece heridos tras ser atropellados por un coche en el Rastro de Madrid
Trece heridos tras ser atropellados por un coche en el Rastro de Madridlarazon

Estaba montando el puesto que habitualmente regenta en la plaza de Cascorro, en la parte más alta del Rastro. Terminó de descargar la mercancía y subió a su coche para aparcarlo bien antes de empezar la venta de cada domingo. En la calle Ribera de Curtidores, los domingos, no se puede circular para así permitir al paso de las miles de personas que visitan el mercadillo. Sin embargo, el tendero de 50 años no dejó el vehículo como habitualmente, sino que se lanzó a tumba abierta cuesta abajo llevándose por delante a doce personas y tres tenderetes.

Tras unos minutos angustiosos que terminaron con un tremendo choque contra una farola, que logró detener el coche, los servicios de Emergencia le trasladaron al hospital Gregorio Marañón junto a un octogenario que sufrió heridas de gravedad al caer sobre él el último puesto. En el centro hospitalario practicaron la prueba de alcoholemia al tendero.

Sin embargo, a falta de los resultados del test, los testigos apuntan a un desmayo o a un fallo del coche. «Cuando paró tenía la cara muy blanca y estaba muy asustado, probablemente le fallaron los frenos o se mareó y no pudo controlar el coche», explicaron sus compañeros de El Rastro.

«Mientras bajaba llevaba la cabeza entre los brazos», señaló otra testigo que indicó que pitó al comienzo de la cuesta para avisar a la gente del descontrol de su vehículo.

Bandazos
Igualmente, los vendedores de Ribera de Curtidores señalaron las marcas de derrapaje que, a lo largo de toda la calle, había dejado el coche de su compañero en su loca carrera. Según su testimonio, el tendero iba dando bandazos contra las aceras, derribando los bolardos a su paso, posiblemente en un intento desesperado por detener el monovolumen contra un muro.

De hecho, al final de la calle y antes de cruzar la Ronda de Toledo por la que sí circulaba el tráfico a esa hora de la mañana, el conductor optó por intentar girar a la izquierda, aun a riesgo de volcar, para frenar completamente. En su camino se interpuso una farola que consiguió el propósito del dueño del coche, terminando la carrera con un choque brutal que terminó con la lámpara por los suelos.