Barcelona
La irrefutable verdad: por Pilar Ferrer
Ante la arrogancia, serenidad. En la victoria, humildad. Fue la máxima de Winston Churchill, que están aplicando Mariano Rajoy y el PP en Cataluña. Lo vio claro el propio Artur Mas, en sus dos horas de entrevista en La Moncloa. Un encuentro en el que el dirigente catalán pretendió tratar al presidente del Gobierno como un líder cualquiera e, incluso, lanzar proclamas amenazantes. Craso error. A estas alturas de su vida política, el gallego ha demostrado que no admite chantajes ni presiones. Su carácter rocoso, flemático, desconcierta a muchos, agota a otros y alivia a algunos. Cómo él suele decir, está ya vacunado y preparado para «casi todo».
En su primera visita a Barcelona tras la Diada y el desafío soberanista de Artur Mas, Rajoy insiste en el diálogo, aunque advierte que dos no hablan si uno no quiere. El mensaje de «nos gusta Cataluña», repetido por todos los dirigentes del partido en la reunión municipal de este fin de semana, revela una campaña a por todas y sin complejos. El PP puede recordar los tiempos de bonanza con CiU, cuando se fraguó el famoso «Pacto del Majestic» que permitió, en el año 96, la investidura de José María Aznar. Eran tiempos de acuerdos con Jordi Pujol, hasta el punto de que Aznar ofreció carteras en el Gobierno a Duran Lleida, siempre rechazadas.
Desde la Generalitat y el grupo parlamentario en el Congreso se entabló una colaboración fluida. ¿Qué la ha quebrado hasta la tensión actual? Varios factores, entre ellos una pésima gestión de la crisis de Artur Mas y numerosas corruptelas en la familia pujolista, que se pretenden esconder al grito de la independencia. No sólo con un discurso ideológico, sino falsamente económico, bajo el sofisma de que fuera de España los catalanes vivirían mejor. Gran falacia, pues Rajoy tiene los datos de cómo contribuye cada Autonomía al Estado y el trato recíproco. Es lo que le espetó a Mas en su cita moclovita y, por supuesto, no le gustó escucharlo.
Rajoy y el PP se volcarán hasta el 25-N con el mensaje de que desde Madrid sí se quiere a Cataluña, no se la maltrata y tiene perfecto encaje en España. Mariano Rajoy invoca en Cataluña el sentido común, por cierto, el eslogan del líder de Unió, Durán Lleida, como cabeza de lista en las generales al Congreso y autor de un libro, «La tercera España», que sería bueno recordar.
Lástima que, en esta campaña, algunos quieren sacar de mentira, verdad. Se equivocan, pues la historia es innegable. La verdad, a veces, entristece. Pero nunca perece.
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