Sevilla
Espido Freire: «Los hombres que me temen no me merecen»
Con firma propia. Profesión: escritora. Nació: en 1974, en Bilbao. Por qué está aquí: presenta su novela «La flor del norte» (Planeta), basada en la historia de Cristina de Noruega, que murió en Sevilla.
–Cantaba no sé quién que en toda mujer hay una princesa. ¿En usted?
–No. Las princesas no pueden elegir su destino. Prefiero ser reina.
–¿Reina por un día?
–No me gustan los éxitos fugaces. Reina por siempre.
–La princesa del pueblo, Belén Esteban, ¿tiene una buena novela?
–Tiene una tesis más que una novela; una tesis para explicar su fenómeno. Me fascina todo lo que no entiendo, y lo de Belén me parece inexplicable.
–¿Qué le fascinó de Cristina de Noruega, la protagonista de su novela?
–Su silencio. Habló muy poco. A las princesas les recomiendan el silencio, incluso hoy. Parece que a Doña Letizia se lo han aconsejado. Creo que es un error que le pidan que calle y sonría, si se lo han pedido, claro.
–Cristina murió a los 28 años. Cumplió con aquello de vive deprisa...
–...muere joven y deja un bonito cadáver. A mí no me ha tentado nunca eso. Además, ya no soy tan joven como para dejar un bonito cadáver.
–Desde su posición en la corte de Alfonso X El Sabio, Cristina analiza el poder. ¿Qué dice?
–Es crítica con el poder, como lo somos todos los que no lo tenemos.
–Como somos críticos con el dinero todos los que no lo tenemos...
–Claro. Yo respeto poco al poder, pero no tengo demonizado al dinero. O sea, no creo que todos los que lo tienen lo han ganado de mala manera.
–Se sabe muy poco de aquella princesa vikinga. ¿Cómo se escriben 360 páginas de un personaje del que se sabe tan poco?
–Leyendo muchos documentos y cumpliendo con la primera obligación del novelista: fabular.
–Leo: una escritora alemana le ofrece a su presidente una noche de sexo a cambio de no más centrales nucleares...
–Que no cuenten conmigo para algo así. Huele a estrategia publicitaria.
–¿Usted ofrecería una noche de placer a Zapatero a cambio de...?
–No ofrezco mis noches, gracias.
–Fue la ganadora más joven de la historia del Planeta. ¿Fue para bien?
–Sí. No me volví loca. El premio me dio seguridad económica y me dijo que no estaba en el mal camino.
–Spinoza creía que la felicidad consistía en ser bueno. ¿Es buena?
–Buenísima, una paloma sin hiel. Soy angelical, y al que diga lo contrario le reto a duelo, ja, ja, ja.
–Dicen que los hombres temen a las mujeres que triunfan. ¿Lo siente así?
–Los hombres que me temen no me merecen.
–Me lo temía.
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