Pago a proveedores
Hacia un nuevo régimen laboral por Sergio ALONSO
Si a alguien le quedaba alguna duda de por dónde irán los tiros tras el verano en Sanidad, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, las despejó con dos frases demoledoras durante el debate relativo a las medidas de ajuste aprobadas por el Gobierno. La primera alude al riesgo latente de impago de las nóminas públicas mientras España siga sufragando su deuda a diez años a un interés cercano al 7%. La segunda se refiere a los servicios públicos dentro de la que puede ya calificarse como la mayor crisis económica que sufre España desde la Guerra Civil: «No todo cabe en ellos; hay que reducir para crecer», dijo hace diez días en el Congreso de los Diputados. Efectivamente, la situación es grave, muy grave. De auténtica alerta. Tanto, que España no puede pagar muchos de los servicios que presta, porque tiene que destinar el dinero a devolver los intereses de la deuda y a sufragar el desempleo y las pensiones.
En este escenario, al Estado de Bienestar no le queda otra que encogerse. Más temprano que tarde, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas se verán obligados a reducir las prestaciones que vienen prestando a los ciudadanos, a abrir las instalaciones públicas a fórmulas de gestión que generen ingresos o, cuando menos, no produzcan más gastos, a meter aún más la tijera en la cadena del medicamento, y a recortar realmente en el llamado capítulo I, el de personal. En este escenario aterrador que se ha echado encima, el Régimen Estatutario va a tener que sufrir, obligatoriamente, un cambio radical. Lo expuso también el Círculo de Empresarios en un informe que vaticina por dónde tendrán que ir los tiros para garantizar la sostenibilidad de la Sanidad en nuestro país. La tendencia irá a la laboralización de todo el personal.
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