Sevilla

OPINIÓN: Una dama de hierro

La Razón
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Si Mariano Rajoy busca un modelo para su obligatorio ajuste, que habrá de ser draconiano, la Historia le brinda a Margaret Thatcher aunque el pontevedrés no sea dama ni mucho menos de hierro. Encarándose el último cuarto del siglo XX, Gran Bretaña sumaba a una terrible crisis económica el cénit del problema irlandés, y además asumía el liderazgo atlántico en lo más crudo de la Guerra Fría. Con todo eso pudieron los tories, sobre todo con unos asilvestrados mineros galeses que a la postre resultaron más peligrosos que el IRA y Brézhnev juntos. La huelga salvaje, valga el término, no torció el brazo del gobierno de Su Graciosa Majestad como no debiera el próximo presidente español (y, por demás, el andaluz) dejarse chantajear por la violencia enloquecida que despliegan los empleados de los astilleros en su intento de que la Administración, o sea nosotros, siga financiando su ruinoso negocio. Su éxito, de lograrlo, se basará en la facilidad con la que la política española provee a cualquier causa de demagogos de guardia (léase el comunista sevillano Centella) y en la reducción infinitesimal de los dídimos del gobernante cuando debe extinguir cualquier subvención insostenible. Doña Margaret sí que los tenía bien puestos. A ver si don Cristóbal…