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Hugh Thomas: Me hubiese gustado ser Carlos V antes que Hernán Cortés

El prestigioso hispanista británico Hugh Thomas habría querido ser Carlos V antes que Hernán Cortés, dos personajes, que junto con Francisco Pizarro fueron, según afirmó hoy, "los gigantes"de la época "más importante"de la Historia de España.

Lord Thomas de Swynnerton (Windsor, Inglaterra 1931) sigue las andanzas de estas tres figuras históricas en "El imperio español de Carlos V"("The Golden Age. The Spanish Empire of Carlos V", en su título original), que es la continuación de "El imperio español: De Colón a Magallanes", editado en 2003, también por Planeta.

Y habrá un tercero -"espero que dentro de un año", calcula-, centrado en el imperialismo español en la época de Felipe II.

En la primera parte de esta trilogía Thomas se zambullía, con ameno rigor, en los primeros 30 años de la construcción del imperialismo católico español, de 1492 a 1522.

Y mostraba a los pioneros de esa gesta y el encuentro o choque de civilizaciones, con la figura de los Reyes Católicos, y especialmente de Isabel de Castilla -una "gran mujer", según Thomas- dominando el relato de los primeros años de la conquista.

La segunda arranca precisamente donde terminaba la primera, en 1522, con la llegada a Valladolid de Carlos V, a quien Thomas define como "un personaje asombroso", y termina 36 años después, en 1958.

"Fue el principal estadista de su época y daba por descontada su propia grandeza. Tenía un sentido del deber, del honor y de su papel en la Historia y en el cristianismo muy superior a los reyes de su época". Fue, además, subraya, "un digno heredero de su abuela".

"El Nuevo Mundo le parecía algo que merecía y necesitaba, pero no le sorprendía", añade Thomas, quien considera que Carlos I de España y V de Alemania, tan centrado en su lucha contra el protestantismo en Europa, "no fue consciente"de la potencialidad de sus posesiones americanas, por las que profesó un "interés interesado", económico.

De la mano de Thomas, el lector vuelve a viajar en el tiempo, 500 años atrás, y recorre 36 años en casi 700 páginas, divididas en una introducción, seis libros, 47 capítulos, casi cuarenta fotografías y tres apéndices con los nombres de los integrantes de los Consejos de Carlos V, seis árboles genealógicos y cifras sobre población, remesas de metales o naves que fueron a América.

Como el anterior volumen, éste nuevo también incluye una abultada nómina del quién es quien de los personajes del momento, y en especial de los conquistadores y descubridores, cuyos padres, dice, "en muchos casos habían participado en la reconquista de Granada".

Así, si Carlos V, cercano al erasmismo, se creía, según Thomas, "la segunda espada de la cristiandad, después del papa", los conquistadores eran, en cierto modo, añade, "la reencarnación de los españoles que habían recuperado España de manos musulmanas".

Eran, además, como héroes homéricos que "tenían la capacidad de avanzar sin escrúpulos acerca del coste de sus acciones", añade.

Hernán Cortés, cuya vida fue "triunfal hasta un punto insólito", en México, y Francisco Pizarro, en Perú, protagonizan los dos grandes capítulos, aunque no los únicos, de esta etapa.

El "sensato, cauteloso, culto y paciente"Cortés "estaba seguro de que había hecho algo asombroso"y se comportaba "siguiendo el patrón de Alejandro Magno, César o incluso los argonautas", y durante el tiempo que estuvo en el poder (1521-1524) actuó como "un monarca absoluto", según el autor de "La conquista de México".

"Lo que Cortés buscaba era control, poder, autoridad, no derramamiento de sangre ni masacres", asegura Thomas.

Y, en Perú, donde "el iletrado pero encantador"Francisco Pizarro compartió la gesta con sus hermanos, "la barbarie de los españoles se debió -dice- a su miedo, su aislamiento y su incertidumbre", algo que, sin embargo, "no justifica su deshonroso comportamiento".

La conquista del país andino fue un ejemplo de luchas y traiciones entre los españoles, que se reprodujeron en otros lares.

Pero Thomas, quien considera a Carlos V, Cortés y Pizarro como "tres gigantes de su tiempo", sigue también en su libro las peripecias de otros conquistadores menos famosos como Pedro de Alvarado en Guatemala, Francisco de Montejo en Yucatán, Álvar Núñez Cabeza de Vaca en lo que hoy es Texas y luego en Uruguay, Pedro de Mendoza en Argentina o el malogrado Pedro de Valdivia en Chile, donde tuvo muerte horrible, pese a su humanidad con los nativos.

Y es que no todos los españoles que fueron a América hipnotizados por la fiebre del oro acabaron bien y enriquecidos, subraya Thomas.

Además de conquistadores, en su fresco de esos 36 años, unos de los más extraordinarios e influyentes de la historia mundial, el autor de "La guerra civil española", "Cuba: la lucha por la libertad", "Paz armada"o "Una historia inacabada del mundo", retrata también a destacados consejeros reales, nobles y religiosos.

Y dedica un capítulo al debate moral sobre el alma de los indios -"una originalidad"del imperialismo español, dice-, que ganaron en el plano intelectual los frailes dominicos, "los héroes de la controversia", que defendían la humanidad de los nativos, pero sobre el terreno, concluye, triunfaron los colonos.