Estados Unidos
Las reformas de Mubarak avivan la revuelta
Miles de personas vuelven a exigir en las calles de El Cairo la dimisión del presidente egipcio
Centenares de miles de egipcios, quizás millones, volvieron a inundar ayer las calles de las principales ciudades del país, celebrando las dos semanas desde el comienzo de la revolución del 25 de enero y pidiendo con más fuerza que nunca la marcha del presidente Mubarak, el cual sigue haciendo oídos sordos ante un clamor popular que no disminuye y se esconde detrás de su vicepresidente Omar Suleiman, hasta pocos días jefe del servicio de inteligencia del país, el hombre de confianza de Estados Unidos y al que Israel considera desde hace tiempo el posible sucesor de Mubarak, según los documentos revelados por Wikileaks. «Nos hemos remitido a la Embajada de El Cairo para que analice las posibilidades sucesorias en Egipto, pero de lo que no hay duda es de que Israel se siente más cómodo con la opción de Omar Suleiman», indica un cable diplomático redactado en agosto de 2008 por la Embajada de EE UU en Tel Aviv.
Suleiman se ha convertido en la cara amable del régimen y compareció ayer en rueda de prensa para anunciar que el presidente habría aprobado por decreto la creación de un comité para elaborar las reformas constitucionales que se refieren a los mandatos y los candidatos presidenciales.
El comité ya estaría trabajando desde ayer mismo, al igual que otro grupo encargado de hacer un seguimiento del que Suleiman ha denominado como «diálogo nacional», iniciado el domingo con la oposición y que ya ha fracasado después de que la mayor parte de las fuerzas políticas rechazaran seguir negociando hasta que Mubarak no deje el poder.
Pero el mandatario y su Gobierno han vuelto a su rutina política, fingiendo una normalidad que es retransmitida a todos los egipcios por la televisión estatal. Según Suleiman, la transición ya habría empezado e, incluso, ya existe una agenda política concreta y un calendario para el «traspaso pacífico y organizado del poder», tal y como aseguró el vicepresidente, sin ofrecer más detalles.
El régimen sigue adelante con su plan de una reforma gradual que se llevaría a cabo en los próximos seis meses, hasta que se celebren las elecciones presidenciales de septiembre, y en el marco del sistema actual, con Mubarak todavía en el trono.
Esta opción no es aceptable para la mayor parte de la oposición y menos todavía para los manifestantes, que han sido reprimidos brutalmente por el régimen durante estos 15 días de protestas, en los que han muerto al menos 297 personas, según el recuento de la ONG Human Rights Watch. Los activistas, y también los egipcios corrientes que gozan por primera de su libertad de expresión, no confían en el régimen, que aunque maquillado, sigue siendo el que les ha maltratado durante estos 30 años de dictadura.
Para alejar estos temores, Suleiman también ha prometido que no se reprimirán ni se perseguirán a los manifestantes en la era postrevolucionaria y, en un nuevo gesto hacia ellos, el Gobierno habría liberado a 34 presos políticos, según informó la agencia estatal MENA.
Pero poco después de la comparecencia de Suleiman, tuvo lugar en la plaza de Tahrir la que ha sido, según muchos, la mayor concentración en estos quince días de protestas.
Las marchas de extendieron además a otras zonas del centro de El Cairo: miles de personas se manifestaron a las puertas del Parlamento durante toda la tarde, pidiendo la disolución de la cámara, que está compuesta en más del 90% por el partido de Mubarak después de las elecciones legislativas de noviembre, en las que el régimen aniquiló a la oposición. Al caer la noche, centenares de jóvenes intentaban levantar otro campamento junto a la Asamblea del Pueblo, como el que ya existe en la plaza de Tahrir desde hace más de una semana y que también nació de forma espontánea y repentina.
Los jóvenes anti Mubarak colgaron un cartel en la puerta del Parlamento en el que se podía leer: «Cerrado hasta que el sistema caiga», porque ese es el objetivo al que no están dispuesto a renunciar y para ello ésta ha sido bautizada como la semana de la resistencia.
Suleiman, el Andropov egipcio
En 2008, el Gobierno de Israel pensaba que ante un repentina muerte o incapacidad de Mubarak, Omar Suleiman, entonces director del servicio de inteligencia egipcio, sería el sucesor natural del presidente. Políticamente muchos dan a Mubarak por muerto, y tal como preveía Israel, Suleiman está pilotando la transición. El que fuera jefe del aparato represor y actual vicepresidente sigue el camino de Yuri Andropov, el temido jefe de la KGB entre 1967 y 1980. Cuando Andropov se convirtió en el máximo dirigente de la URSS, vio que el sistema debía ser reconstruido desde dentro, un desafío al que se enfrenta ahora Suleiman, al que los opositores consideran un Mubarak II.
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