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Wukan redobla su desafío a Pekín
Los campesinos exigen la dimisión del Gobierno local y el cuerpo del mártir
«Es gente ignorante, campesinos que se dejan manipular». Así definía a los rebeldes de Wukan una autoridad policial hace semanas, después de ordenar una brutal carga y poco antes de perder el control de la situación. Resulta que esta «gente ignorante», que protestaba por la expropiación de tierras y la corrupción de los dirigentes locales del Partido Comunista, ha logrado convertirse en uno de los asuntos más delicados que ha afrontado el Gobierno chino últimamente.
Los cerca de 20.000 habitantes de Wukan no sólo han sabido dar eco a sus demandas y atraer la atención mediática internacional, sino también estructurar sus reclamaciones y hacerlas llegar a un interlocutor (el Gobierno central de Pekín), con un discurso que no está exento de contenido político. Exigen cuatro cosas básicas: que les devuelvan las tierras, que el Gobierno local sea destituido, que liberen a los cabecillas arrestados y poder enterrar el cuerpo de su mártir, Xue Jinbo, fallecido a principios de mes mientras se encontraba arrestado.
«Le damos al Gobierno y la Policía local cinco días para devolvernos el cuerpo de Xue. Si no lo hacen, saltaremos por encima de nuestras barricadas y marcharemos hacia el Ayuntamiento de Lufeng [capital del condado] para cogerlo con nuestras propias manos», dijo ante unas 6.000 personas en algo muy parecido a un mitin revolucionario, el proclamado portavoz del «movimiento», Lin Zulian, sobre un estrado improvisado. Lejos de perder fuerza, las quejas están subiendo de tono ante la pasividad e indeterminación de las autoridades.
Además de tener un portavoz y de haber llenado el pueblo de pancartas, los «rebeldes» de Wukan hacen turnos para vigilar sus barricadas, se encargan de la distribución de comida y el agua, e incluso tienen personas encargadas de atender a los periodistas extranjeros. Los más jóvenes hacen fotos y vídeos de las marchas diarias que se organizan, que después suben a internet. Aunque la Policía hace esfuerzos por censurar cualquier mención a Wukan, los mensajes empieza a colarse en muchos portales y blogs. Para minimizar las protestas rurales, Pekín las califica de «ignorantes» y niega las aspiraciones políticas. El mismo error que la Policía.
¿Se aplastará la protesta?
Wukan se encuentra rodeado por una barrera de Policía paramilitar cuyos oficiales esperan a recibir órdenes. Pero el Gobierno parece indeciso a intervenir. Se empieza a especular con la posibilidad de que exista una división de criterios en el interior del Partido. Así, conscientes de que su única baza es lograr el apoyo de la capital frente a los líderes locales, los rebeldes no se cansan de repetir su lealtad al Partido Comunista.
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