Ferreño rehace la casa

Detrás de cada objeto surge un recuerdo, un reproche, una situación enquistada, una justificación... Dos vidas aparentemente distintas, dos formas de ser, dos trayectorias y, sin embargo, en el fondo, más iguales de lo que ellos mismos creen. Vidas que, a pesar de sus caminos dispares, están marcadas por el ambiente familiar y social de la infancia, de la adolescencia y que, ahora en la madurez, no parecen estar satisfechas. Álvaro y Cosme, dos hermanos separados por la distancia y los enfrentamientos, coinciden de nuevo en la casa familiar para repartirse la herencia una vez muertos los padres. Uno ha vivido la bohemia de París, el otro quedó en casa junto a ellos viviendo una vida acomodada y burguesa. El deseo de terminar rápidamente con el tenso reencuentro les lleva a iniciar una disparatada partida de cartas en la que se juegan los dos lotes. La casa queda levantada y la relación fraternal ya no vuelve a ser la misma.

De mujeres a hombres
Andoni Ferreño adapta en su debut como director «Hay que deshacer la casa», obra de Sebastián Junyent que fue Premio Lope de Vega al mejor texto teatral en 1985. Los personajes originales del texto –que, azares de la vida, también se estrenó un 17 de enero– son mujeres (Amparo Rivelles y Lola Cardona la estrenaron), a las que Andoni Ferreño ha convertido en hombres. «Junyent fue para mí mi maestro, mi padrino en el teatro y mi amigo, y esta posibilidad de hacerla con hombres ya la habíamos hablado. Creí novedoso presentarla así después del éxito de su estreno, sobre todo para los que ya la vieron», explica el actor, que esta vez cede la escena a Jorge de Juan y Luis Fernando Alvés. Para los que no la han visto, «será de las que recuerden porque es un texto mágico. La forma en que hombres en edad madura recuerdan con ternura su infancia llevará al espectador a reencontrarse con cosas vividas». Según el director, más que enfrentamientos hay duros reproches que vienen desde la infancia, «porque es una edad que marca para toda la vida. La prueba es que la obra está basada en hechos reales, tiene algo de autobiográfica, por eso se ve cercana y real».

Para Ferreño, «ésta es la mejor obra de Junyent». Como director novel dice sentirse cómodo, «sobre todo por lo fácil que me lo ponen actores de la talla de Jorge de Juan y de Luis Fernando Alvés. Yo sólo pongo un poco de orden. El trabajo que realizan es intenso y difícil porque pasan por multitud de estados de ánimo. Para un actor es una belleza». Un director que ha optado por una puesta en escena conceptual, «una apuesta personal que pretende ser distinta y novedosa».