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32 años de engaño por Juan Manuel Moreno Bonilla

La Razón
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Déjenme que les transporte por un momento a mi tierra andaluza. Es el aire, es la luz, la poesía y el cielo, es su pureza de colores y el romero en la ventana.

A medida que pasan los años y llegan los hijos, la Andalucía que llevo dentro la tengo más presente que nunca. La tierra que nos ha visto crecer, la que hemos andado y sufrido en las manos, la que nos da unos pasos de abril que dejan llagas en nuestros pies, la que entrega el esfuerzo de mujeres y hombres andaluces que viven con menos y sonríen con poco. Ésta es mi tierra andaluza, la que acoge y recoge a todos e invita al encuentro y regala artistas y poetas; es la tierra de la gloria de muchos que desgraciadamente sólo han disfrutado unos pocos.

Siento una profunda pena en el alma al ver cómo mi tierra andaluza ha sido mentida y engañada durante los últimos 32 años de su historia. Cuando un ciudadano deposita con su voto la confianza en un partido político y le entrega tres décadas para hacer que su tierra sea la más próspera, la más grande, la que ofrezca más oportunidades a los jóvenes, la que mejor cuide a sus mayores y la que más riqueza reparta entre las gentes, y no obtiene más que desiertos en todos lados, la decepción y la pena inconmensurables. Éste no es un discurso demagógico, es la realidad de una Andalucía que tiene que perder el miedo al cambio y dejar que el progreso entre por todas sus ventanas.

No tenemos más que buscar los datos y comprobar lo que es Andalucía hoy y los trenes que ha dejado pasar y la riqueza que ha ido perdiendo nuestra tierra. Desde los años 80, Andalucía se mantiene como la segunda comunidad autónoma con el PIB más bajo de toda España y siempre por debajo de la media nacional.

Además, si atendemos a la inversión en protección social que Andalucía ha hecho entre el periodo 2000 y 2008 por habitante, nos damos cuenta de que ha sido menos que la media española. Y para más sonrojo, en Andalucía se invierten 243 euros menos en consumo interno que la media nacional.

Hemos sufrido el éxodo varias veces en nuestra tierra. Por ejemplo, en los años 50, teníamos un 20,04% de andaluces con respecto al total de ciudadanos españoles y en 1981 esta cifra pasó a ser del 17,09%. La falta de oportunidades nos ha llevado a hacer las maletas. No podemos permitir que esto siga sucediendo.

Desde mi responsabilidad como representante público y como andaluz, me siento en la obligación moral de arrancarles la careta a los que toman las decisiones en mi tierra y denunciar estas tres décadas perdidas, en las que los escándalos de abusos de poder, de nepotismo y de apropiaciones han expoliado los bolsillos de mi gente. El próximo 25 de marzo es el momento para que toda Andalucía se levante y reflexione sobre lo que quiere y necesitan sus gentes.

Vosotros, la tierra de Lorca, de Antonio Mairena, de Picasso y del Gitanillo de Triana, tenéis la oportunidad de que el cambio entre en Andalucía y dejemos de ser la comunidad autónoma de la cola para convertirnos en la cabeza de este país. Tenemos los recursos, las gentes, el talento y la ilusión para conseguirlo. Los cambios en la democracia aseguran la salud del país y el bienestar de sus ciudadanos.

Por qué no aprovechar la oportunidad y dejar que el 25 de marzo sea un punto y aparte de nuestra historia. Javier Arenas representa la pasión, el sacrificio y la honradez para sacar a Andalucía de su letargo y dejar de ser la tierra del pasado y convertirse en la tierra del futuro.
Demos, entre todos, el paso hacia el cambio.

Juan Manuel Moreno Bonilla
Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad