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El copago y la tasa turística por José Clemente

La Razón
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N o es nuevo que el Gobierno murciano en su totalidad y muy especialmente su presidente y la titular de Sanidad, Ramón Luis Valcárcel y María de los Ángeles Palacios, respectivamente, sean partidarios de alguna forma de copago, sino más bien lo contrario. Lo hemos dicho como periódico en más de una ocasión, y lo he comprobado personalmente cuantas veces haya abordado el asunto con sus principales afectados. Al presidente murciano no le gusta el copago ni cualquier otra fórmula que se le asemeje, pues la Sanidad y la Educación son, a su juicio, «pilares fundamentales en los que se asienta el entero edificio del Estado de Bienestar, y eso las hace intocables». Pero eso está muy bien cuando todo funciona, el paro está en cotas del llamado «desempleo técnico» y, sobre todo, el gasto está más o menos controlado, que no es, precisamente, la situación actual. El ejemplo lo tenemos en Cataluña, una comunidad autónoma a la cabeza del sistema sanitario español que ahora mismo se ve obligada a aplicar drásticos recortes en conquistas sociales que nadie podía imaginar hace sólo un lustro que caerían como un castillo de naipes. La aplicación del copago en esta región y la tasa turística no buscan fastidiar a nadie, sino activar medidas «in extremis» que permitan a la Generalitat de Artur Mas coger el toro de la deuda por los cuernos. El debate está servido, pero el cómo, el dónde y de qué manera es la clave del asunto, pues los que menos tienen ya están exhaustos por los continuos recortes que se le meten a su paupérrima nómina, y dando gracias para quien todavía la tenga. El Gobierno murciano, tal y como informábamos ayer, sólo aplicará el copago si se hace extensivo a todos los territorios. En dos semanas se reunirá el Consejo Interterritorial de Salud y allí podría generalizarse dicha medida. Luego vendrá su articulación y esa es la madre del cordero. De momento Valcárcel ya ha tenido una idea y es que la futura Sanidad se financie en parte con esos fondos. Por algún sitio hay que empezar si lo que pretendemos es mantener la calidad y atención de todo el sistema, y eso debe pasar, como dice muy bien Valcárcel, por generalizar el copago y evitar que se use como arma arrojadiza en la confrontación política, y más aún, con las elecciones andaluzas a la vista.