Congreso de los Diputados

Zapatero apoya que se utilice el pinganillo

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió ayer ante el Pleno del Senado el uso de las lenguas cooficiales.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado por el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves (i), momentos antes del inicio del pleno del Senado.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañado por el vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves (i), momentos antes del inicio del pleno del Senado.larazon

Según dijo, la Constitución reconoce que el catalán, el gallego, el euskera y el valenciano «son todas ellas lenguas españolas». Al mismo tiempo que reclamaba a las comunidades que se aprieten el cinturón para reducir el déficit y ajustarse al plan de austeridad –pidió que todas las administraciones, cada una desde sus «competencias y responsabilidades», lleven a cabo «un esfuerzo conjunto y exigente de gestión con la mayor austeridad posible»–.

Ello a pesar de que la implantación del sistema de traducción simultánea en el Senado le costará a las arcas del Estado un total de 350.000 euros al año, a los que hay que sumar otros 4.500 euros para la adquisición de los pinganillos que usarán sus señorías en la Cámara Alta. El jefe del Ejecutivo, que subió a la tribuna al término del debate y la posterior aprobación del Estatuto de Autonomía de Extremadura, manifestó que «las lenguas en que muchas señorías y tantos ciudadanos se expresan a diario, encontraban hoy (por ayer) un nuevo espacio en la Cámara, llamada, por definición, a reflejar la pluralidad territorial». Por último, Rodríguez Zapatero aprovechó la ocasión para añadirse al debate del Estado de las Autonomías. Sobre dicho sistema, elogió el «valor» y la «vitalidad» del Estado autonómico actual, un modelo que «sigue siendo eficaz hoy y lo será siendo en el futuro».


Anasagasti se lía con el euskera
- Llegó con fuerzas. El senador del PNV Iñaki Anasagasti derrochaba alegría por la que sería su primera intervención en euskera en un pleno del Senado. Lástima que su manejo de esta lengua no fuese «muy bueno», según reconoció él mismo. Y es que la imagen ofrecida ayer por este gran orador no es la acostumbrada. Ataviado con un papel, del que no se separó ni despegó la vista en toda su intervención, Anasagasti puso en apuros a la traductora que no terminaba de pillarle el truco al senador nacionalista. A más de un parlamentario le llamó la atención las dificultades de la intérprete por entender el peculiar euskera empleado por Anasagasti. Eso sí, su ataque a la «derecha recalcitrante» quedó claro.