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El referéndum no zanja las diferencias entre los marroquíes

Un 98,4% de los votantes dio el «Sí» a las reformas constitucionales

Mohamed VI saliendo de una cabina electoral
Mohamed VI saliendo de una cabina electorallarazon

Terminado el referéndum, la batalla continúa. El oficialismo habla de un apoyo masivo a la Constitución. La oposición hace otras cuentas y concluye que hay más marroquíes contra la nueva Carta Magna que a favor. Es algo más que una cuestión de matices cuando dos y dos, como es el caso, no son cuatro. Refleja la desconfianza de una buena parte de la población, sobre todo urbana y educada, hacia un sistema político agotado.

El Gobierno marroquí pudo ayer cantar victoria: un 98,4% de los votates dijo «Sí» a las reformas y se registró una participación del 70,62%, como anunció ya por la noche el ministro del Interior Taieb Cherkaoui, quien se felicitó de haber cumplido el objetivo de llevar a las urnas al máximo número de ciudadanos posibles, superando el paupérrimo resultado de las últimas elecciones legislativas, las de 2007, en las que apenas el 37% por ciento se molestaron en votar por unos políticos completamente desacreditados.

Para los jóvenes del Movimiento 20 de Febrero, la aritmética dice otra cosa. Ese 70% de participación significa que, de los 13 millones de electores registrados han votado nueve, la gran mayoría de ellos, con seguridad, a favor del proyecto. Si se suman los 4 millones que no han votado a los 8 millones de adultos que no tenían derecho al sufragio por no estar censados, la oposición afirma que casi 12 millones de marroquíes han boicoteado la nueva Carta Magna, frente a 9 millones que, en el mejor de los casos, la apoyan.

Guerra de cifras aparte, lo único cierto a estas alturas son dos cosas: por un lado, que la Constitución entrará en vigor según lo previsto. Por otro, que los jóvenes contestatarios seguirán manifestándose –ya han convocado marchas en todas las ciudades mañana domingo– para reclamar más cambios democráticos y más profundos.

Hay otra posibilidad no deseable: que se desate la violencia por parte de los miembros del Movimiento 9 de Marzo, que han mostrado una agresividad excesiva e innecesaria a lo largo de la campaña.

Los imanes animan a votar
La jornada de ayer, no obstante, transcurrió sin incidentes. Los 40.000 colegios electorales abiertos tuvieron mucho más trabajo a partir del rezo de primera hora de la tarde, cuando los imanes animaron a los fieles a votar, siguiendo las instrucciones del Ministerio de Asuntos Religiosos. Un hecho que, desde la oposición, se denuncia como una influencia ilegítima para dirigir a los creyentes hacia las tesis del rey, que, en su discurso del pasado 17 de junio, ya avanzó que él votaría «sí», convirtiendo el referéndum en un plebiscito sobre la institución monárquica.

«La nueva Constitución impulsará a Marruecos al nivel de los países democráticos seculares», dijo ayer el primer ministro, Abbas el Fassi, nada más votar. De momento, lo que ahondará será el profundo abismo que separa a los que quieren más democracia de los que defienden que todo siga igual. Los jóvenes del 20-F se preparan para «obligar al Estado a ir más allá», hacia una monarquía verdaderamente parlamentaria, aunque saben que puede ser cuestión de años.