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Hepatitis C
La reciente comercialización de boceprevir y telaprevir, los primeros inhibidores de la proteasa del virus de la hepatitis C, supone un cambio en el paradigma del tratamiento de la hepatitis crónica por el VHC. Estos fármacos consiguen elevar de manera muy significativa la curación de nuestros pacientes en un tiempo menor, aunque con un número mayor de efectos secundarios.
El desarrollo clínico de ambos fármacos ha sido impecable, realizándose estudios clínicos que han incluido miles de pacientes y que se han publicado en prestigiosas revistas de medicina. Este hecho, y lo relevante de sus resultados, ha llevado a que hayan sido autorizados por las agencias europeas de medicamentos (entre ellas la española) mediante un procedimiento centralizado acelerado de ámbito europeo que se reserva para los fármacos con un mayor impacto clínico.
La incorporación real de estos fármacos a nuestros hospitales una vez que están aprobados por la Agencia Española de Medicamentos incluye un procedimiento que implica a diferentes autoridades sanitarias. El Ministerio aprueba su financiación por el SNS, pero el paso clave es que las diferentes comunidades autónomas lo pongan en la práctica a disposición de los pacientes. Desde el mes de julio hasta el momento en que se aprobó la financiación, se puso en marcha un programa de acceso precoz (uso compasivo) para los pacientes que precisaban con mayor urgencia la medicación, que ha sido financiado íntegramente por la industria farmacéutica y al que se han acogido más de 500 pacientes en España.
Con el fin de garantizarla homogeneidad de los criterios de tratamiento en todo el territorio nacional, la Agencia Española del Medicamento (Aemps) ha convocado a un grupo de expertos junto con representantes de las distintas comunidades que han elaborado un documento de recomendaciones sobre el uso de inhibidores de la proteasa (ver www.aemps.gob.es), avalado por la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), que esperamos agilice el acceso correcto a estos fármacos en los hospitales.
Evaluar el coste de estos fármacos es importante, especialmente en este momento de crisis, pero no se debe contabilizar sólo el valor absoluto que suponen, sino también el coste que evitan, al detener el desarrollo de cirrosis, cáncer o necesidad de trasplante. Es imprescindible tener una visión más a medio y largo plazo, no existiendo en la actualidad ninguna excusa para el retraso en la puesta a disposición de nuestros pacientes de estos nuevos tratamientos.
Estoy seguro que la mayor parte de los hospitales de nuestro país están en estos momentos, si no lo han hecho ya, incluyendo estos fármacos en su vademécum. La perspectiva para nuestros pacientes es optimista teniendo en cuenta que estos dos fármacos son solo los primeros de un grupo de más de 30 medicamentos diferentes que están en investigación y que probablemente mejorarán aún más las tasas de curación con una posología más cómoda y menos efectos secundarios.
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