Jáuregui carga contra la «telebasura»

Según el ministro, los medios tienen una responsabilidad como «portadores de la información y configuradores del debate público», por lo que mostró su preocupación por la «banalización del espacio público» a través de la presentación de «personajes de escaso mérito como modelos sociales» y la «entronización de falsos valores que atentan contra los verdaderos principios de la democracia», en una clara alusión a lo que se conoce como telebasura. Y dijo igualmente que «no son menos preocupantes la agresividad, la descalificación y el enfrentamiento como parte del espectáculo, como condición de la audiencia», por lo que instó a los medios a actuar «promoviendo mayor calidad en los contenidos, sean cuales sean los formatos y posiciones ideológicas» de cada medio.

El ministro aclaró que, en cualquier caso, «no será fácil» que el nuevo regulador intervenga sobre determinados contenidos que, a su juicio, «banalizan» el debate político, asunto que, añadió, «entra más en el campo de la «autorregulación». «Otra cosa es que sobre determinados contenidos del debate político podamos intervenir o no. Obviamente no. No será fácil. Eso más bien es de autorregulaión, pero hay cosas que la Ley establece que una autoridad pública de extracción parlamentaria» puede y «debe hacer, y en España falta que se haga», precisó. En este sentido, Jáuregui dijo también que los importante ahora es la creación de un órgano de intervención sobre el comportamiento de los medios de comunicación, y que luego se podrá decidir su configuración como se desee, «con la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), fuera de la CMT, con nueve (integrantes), con siete, con extracción parlamentaria o no». E indicó que el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales tendrá atribuida –por la Ley General de Comunicación Audiovisual– capacidad interventora y sancionadora sobre los medios de comunicación que «violenten los principios en que se configura la convivencia».

El ministro recordó en su intervención que España es el único país de Europa que no cuenta con un organismo de estas características y aseguró que, si no ha fracasado en otros países, no tiene por qué hacerlo aquí y, en esta línea, dijo que no hay «por qué asustarse».
Concretamente, precisó que no se tratrá de un instrumento que intervenga en cómo se debe emitir una película sino para defender a la sociedad de actuaciones que «agreden la dignidad de las personas» y de las violaciones de horarios especiales de protección infantil.