Roma

Jesús un personaje histórico por César VIDAL

Además de los datos del Nuevo Testamento, las referencias sobre Jesús son abundantes y procedentes de orígenes contrarios al cristianismo

Las imágenes de Jesucristo todavía están presentes en Bagdad
Las imágenes de Jesucristo todavía están presentes en Bagdadlarazon

Apesar de que Jesús fue ejecutado en la periferia del imperio, los historiadores romanos se refirieron ocasionalmente a él. Tácito en Anales XV, 44 (c. 115-7) señala que los cristianos eran de origen judío, que su fundador había sido un tal Cristo ejecutado por Pilato y que durante el principado de Nerón sus seguidores estaban afincados en Roma, donde no eran populares. Suetonio en su «Vida de Claudio» (XXV) menciona la orden del emperador de expulsar de Roma a unos judíos que causaban tumultos a causa de un tal «Cresto». Otro romano, Plinio el Joven, gobernador de Bitinia bajo Trajano, menciona en sus cartas a los cristianos (X, 96, 97) que consideraban Dios a Cristo y se dirigían a él con himnos y oraciones. Se trata de gente pacífica, pese a los maltratos recibidos de las autoridades romanas.

Más amplias son las referencias a Jesús que hallamos en Flavio Josefo, un judío de familia sacerdotal y protagonista de la revuelta judía contra Roma iniciada en el 66 d. de C. Josefo señaló: «Vivió por esa época Jesús, un hombre sabio, si es que se le puede llamar hombre. Porque fue hacedor de hechos portentosos, maestro de hombres que aceptan con gusto la verdad. Atrajo a muchos judíos y a muchos de origen griego. Era el Mesías. Cuando Pilato, tras escuchar la acusación que contra él formularon los principales de entre nosotros lo condenó a ser crucificado, aquellos que lo habían amado al principio no dejaron de hacerlo. Porque al tercer día se les manifestó vivo de nuevo, habiendo profetizado los divinos profetas éstas y otras maravillas acerca de él. Y hasta el día de hoy no ha desaparecido la tribu de los cristianos» (Ant XVIII, 63-64).

Igualmente, recogió el proceso de «Santiago, hermano de Jesús el llamado Mesías y a algunos otros» ante el Sanhedrín. Aparte de los textos mencionados, existen un Josefo eslavo y una versión árabe del mismo. Esta última, recogida por un tal Agapio en el s. X, señala: «En este tiempo existió un hombre sabio de nombre Jesús. Su conducta era buena y era considerado virtuoso. Muchos judíos y gente de otras naciones se convirtieron en discípulos suyos. Los que se habían convertido en sus discípulos no lo abandonaron. Relataron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo; según esto, fue quizá el Mesías del que los profetas habían contado maravillas». Aún más interesante es lo que las fuentes rabínicas relatan sobre Jesús. De manera bien significativa y a pesar de ser contrario al cristianismo, el Talmud afirma que Jesús realizó milagros – atribuidos a la hechicería– (Sanh. 107; Sota 47b; J. Hag. II, 2); que sedujo a Israel (Sanh 43 a) y que por ello fue ejecutado por las autoridades judías; que lo colgaron la víspera de Pascua (Sanh 43 a). Con todo, se cita con aprecio alguna de las enseñanzas de Jesús (Av. Zar. 16b-17a; T. Julin II, 24). Así, se dan acerca de Jesús muchos datos que encontramos en los Evangelios aunque se interpreten desde una mentalidad adversaria. A fin de cuentas, Jesús, lejos de ser una creación legendaria, fue un personaje histórico y al trazar su vida pisamos terreno firme.