Barcelona
Laporta impugnará la Asamblea
El cierre económico del ejercicio 2009/10 del Barcelona ha reabierto una vieja herida. La junta de Sandro Rosell presentará mañana en la Asamblea de Compromisarios unos resultados que arrojan 77 millones de pérdidas y someterá a votación de los socios si emprender una acción de responsabilidad contra la anterior directiva
Joan Laporta, en cambio, mantiene que su gestión fue «impecable» y que la situación real del club a 30 de junio está reflejada en los números que presentó Xavier Sala i Martín antes de abandonar el cargo, con 11 millones de beneficio.
El ex presidente cree que se están vulnerando sus derechos al someter a votación unas cuentas que no son las suyas y por eso no acudirá a la Asamblea como tenía previsto. A cambio, decidió convocar ayer a los medios a una interminable exposición en la que Sala i Martín amplió sus explicaciones y Laporta retomó viejas guerras, bien secundado por Joan Oliver, ex director general.
Laporta cree que detrás de todo lo que está sucediendo existe una «conspiración» de la ya famosa «caverna mediática españolista» para perjudicar su imagen personal y profesional y la de todo su equipo directivo, con el objetivo final de torpedear su carrera como político.
La directiva del Barça y, en especial, la figura de Sandro Rosell centró todas sus criticas. «Han permitido con total impunidad que se digan medias verdades y se produzcan difamaciones contra la anterior junta», adujo. Laporta acusó directamente a la directiva de «intentar borrar el pasado inmediato» y de actuar con «resentimiento compulsivo». Según el ex presidente, uno de los motivos de lo que considera «difamaciones» contra su persona es el «pago de favores prestados, de compromisos adquiridos durante la campaña con personas contrarias a nuestro mandato».
Laporta calificó como «guiño a la caverna mediática» de Rosell todo lo acontecido con la presidencia de honor de Cruyff o la visita al presidente de Extremadura, «culé» declarado, y al que el propio Laporta calificó como «imbécil» y «barcelonista de mierda». «Me parece un acto de sumisión y vasallaje impropio del presidente del Barça», subrayó.
Sala i Martin, por su parte, aseguró que las cuentas que presentó «estaban auditadas» y que no se puede emprender la acción de responsabilidad porque la globalidad del mandato, 7 años, da beneficios «hagan lo que hagan».
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