Nueva York

Se apaga la voz de Joan Sutherland la última diva del siglo XX

La soprano, apodada «La Stupenda» por sus seguidores, fallece a los 83 años.

Joan Sutherland con Pavarotti
Joan Sutherland con Pavarottilarazon

Joan Sutherland era uno de los últimos mitos de la época dorada del bel canto de los sesenta y setenta. Nacida en Sidney en 1926 ascendió a la fama al debutar en 1959 como «Lucia di Lammermoor» en el Covent Garden, donde en 1952 ya había cantado el pequeño papel de Clotilde en una «Norma» junto a Callas quien, tras escucharla, renunció a continuar cantando ese papel. La acompañaban Franco Zeffirelli y Tullio Serafín en escena y foso. Un año después llevó la misma obra a Milán, París y Nueva York, mientra que Venecia la bautizaba como «La Stupenda» tras su interpretación de «Alcina». Fue el repertorio barroco, junto a los Bellinis y Donizettis, donde alcanzó sus mejores metas. Curiosamente, aunque su primer papel lírico fue el Dido de Purcell, quiso en sus inicios emular a su admirada Kirsten Flagstad y cantar Wagner, si bien sólo llegó a incorporar la voz del pájaro del bosque del «Anillo». Eran años en los que había que hacer de todo antes de triunfar y ella tuvo que cantar papeles dramáticos como la Giorgietta de «Il Tabarro» pucciniano o la Amelia de «Un baile de máscaras» verdiano.

La gran peculiaridad de Sutherland fue combinar, gracias a una técnica impecable, unas excepcionales capacidades para las agilidades con una voz muy grande, más propia de sopranos líricas o dramáticas que de coloratura. Sus increíbles sobreagudos han pasado a la historia. Sus defectos radicaron en una imperfecta dicción, que impedía el reconocimiento de los textos, y un estatura que empequeñecía a los tenores que la acompañaban. Otro de sus méritos fue la exhumación de partituras que permanecían en el olvido, tarea que compartió con Leyla Gencer y Montserrat Caballé. En este campo tuvo la ayuda del director de orquesta Richard Bonyngue, con quien se casó en 1956. Así llegaron unos «Hugonotes» milaneses aún recordados por su impresionante reparto (Corelli, Simionato, Cossotto, Ghiaurov, etc), las inolvidables «Semiramides» junto a Marylin Horne o una «Beatrice di Tenda» que llevó al disco con un jovencísimo Luciano Pavarotti, a quien apoyaría en sus primeros años y acompañaría en la célebre «Hija del regimiento» de 1972 en el Metropolitan. En los finales de los ochenta tuvo en el Liceo sus últimas actuaciones españolas –«Norma», «Lucia» y «Lucrecia Borgia»– compartiendo escenario con una Alfredo Kraus muy maduro, aunque durante años continuó como jurado en el Concurso Viñas. Se retiró en 1999 tras un memorable «Murciélago» londinense en cuya despedida fue acompañada por Horne y Pavarotti. Vivía cerca de Montreux (Suiza), donde ha fallecido después de haberse debilitado su salud como consecuencia de una caída que le rompió ambas piernas hace dos años. Su carrera, con sus casi 50 títulos y 60 álbumes, así como sus opiniones han quedado escritas en su autobiografía «The Autobiography of Joan Sutherland: A Prima Donna's Progress».


Una discografía poderosa

-Bellini: Beatrice di Tenda. Pavarotti, Veasey, Bonyngue. DECCA.

-Bellini: Norma. Caballé, Pavarotti, Ramey, Bonyngue. DECCA

-Donizetti: Lucia di Lammermoor. Cioni, Merrill, Siepi, Pritchard. DECCA

-Haendel: Alcina. Berganza, Alva, Sciutti, Freni, Bonyngue. DECCA

-Haendel: Mesias. Bumbry, Boult. DECCA

-Mozart: Don Giovanni. Wächter, Taddei, Schwarzkopf, Alva, Giulini. EMI

-Rossini: Semiramide. Horne, Bonyngue. DECCA

-Gounod: Fausto. Corelli, Ghiaurov, Bonyngue. DECCA

-Verdi: Rigoletto. Cioni, MacNeil, Sanzogno. DECCA

-Verdi: Requiem. Horne, Pavarotti, Talvela, Solti. DECCA.

-The Art of the Prima Donna. DECCA.

-Meyerbeer: Hugonotes. Corelli, Simionato, Ghiaurov. Scala, 1962

-Haendel: Alcina. Wunderlich, Procter, Leitner. Colonia, 1959

-Donizetti: Lucrecia Borgia. Kraus, Bonyngue. Londres.