Internet
«César Cabo contrólame a mí»
El portavoz de los supervisores aéreos se convierte en el fenómeno mediático del verano
«Por cómo habla, por cómo mira a la cámara, por guapo y por maravilloso. ¿Qué espera Armani para contratarle como imagen?». Ésta es una de las perlas que se puede leer en una de las muchas páginas que los «fans» de César Cabo, el portavoz de los controladores aéreos, han creado en internet. Ya se sabe que del amor al odio hay un paso. Mientras el gremio al que representa levanta airosas invectivas entre la mayoría de los turistas que estos días transitan por los pasillos de los aeropuertos, César Cabo, el hombre escogido para poner un rostro humano a unos tipos con fama de tener los mismos sentimientos que un robot, ha levantado pasiones insospechadas entre ellas, y ellos. Se le contrató para que moderara un conflicto y el conflicto se ha montado en la red. Se han creado varios páginas: «Club de fans de César Cabo», «Enamorados de César Cabo», «A mí también se me cae la baba cada vez que César Cabo sale por la tele», o los más descarados: «Quiero que César Cabo controle mi espacio aéreo», «Yo sí que pierdo el control con César Cabo» o «César Cabo, contrólame a mí».
Cuando el pasado 10 de junio este licenciado en Periodismo de 37 años plasmaba con entusiasmo en su página de Twiter el comienzo de su campaña para ser secretario de comunicación de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), poco podía imaginar el «boom» mediático que su imagen iba a protagonizar este verano. Desde que comenzó el conflicto que este sector mantiene con el Ministerio de Fomento, Cabo ha defendido los intereses de sus compañeros, que, a propósito, no sabemos si ha logrado porque nadie de momento se solidariza con ellos (¿por qué será?). Lo que no podía sospechar es que, de la nada, se convertiría en el hombre más deseado por ellos y ellas. Él mismo mostraba su sorpresa en Twitter el 26 de julio ante la avalancha mediática que provoca su presencia: «Sorpresa absoluta por el imapcto de presencia en los medios. ¿Qué temas interesan ya? ¿Es todo buscar lo llamativo y ya está?», dice con humildad. No le ha faltado ni uno, desde los más serios hasta los más frívolos. «La Noria», «Espejo público», encuentros digitales en varios medios de comunicación. Quería una reinvindicación y se ha convertido en el Beckham de los controladores. Defendía una causa pero en la sociedad actual pueden más las imagen que las ideas. Ahora tiene un doble trabajo. Sacar adelante la negociación, motivo por el cual lo han elegido, y contrarrestar los posibles perjuicios derivados de lucir un rostro que cada día se hace más popular.
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