Italia

Berlusconi alarga la agonía de Italia para salvar el cargo

Si muere, Silvio Berlusconi lo hará con las botas puestas: la dimisión no es una opción para él. Ya ha dado muestras de su postura en la infinidad de crisis políticas, judiciales y sexuales vividas durante la presente legislatura, capaces de haber fulminado la carrera de cualquier jefe de Gobierno de otro país.

Berlusconi
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ROMA- Él es diferente. Si cae, lo hará en el campo de batalla. Sólo dejará el poder si las defecciones de diputados de su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), se concretan y pierde la mayoría parlamentaria.

El primer examen deberá superarlo hoy en la votación sobre las cuentas del Estado del pasado año, que ya fueron rechazadas en un primer intento. Luego podría haber otras dos pruebas más. Una será la moción de confianza en el Senado para aprobar las reformas económicas pedidas por la Unión Europea que planteará el Gobierno. Según ha dicho el primer ministro en tono desafiante, así podrá ver las caras de los diputados que piensan traicionarle.

La última cata para saber si Berlusconi continúa prolongando la agonía del Ejecutivo podría venir con la votación de censura que tiene previsto presentar la oposición. Antes de ello los partidos del centro izquierda quieren estar seguros de que esta vez sí cuentan con la mayoría de la Cámara Baja y no se repite el desastre para sus intereses de las dos mociones anteriores.
Los números de la votación

Los líderes de los partidos no paran de echar cuentas. Es imposible que el Gobierno vuelva a alcanzar los 316 escaños que dan la mayoría absoluta, pero se estima que serán al menos 304 los parlamentarios que se mantengan fieles. Esta cifra es insuficiente, aunque podría verse incrementada si alguno de los diputados que ha anunciado su traición cambia de idea y vuelve al redil «berlusconiano». Tampoco puede descartarse que algunos de los miembros de la oposición vuelvan a sorprender, como ya hicieron los radicales y varios tránsfugas, y apoyen al Ejecutivo.

La Liga Norte, principal aliado de «Il Cavaliere», también le ha pedido que dimita. Propone la creación de un nuevo Gobierno liderado por un dirigente del PDL designado por el todavía primer ministro.

Pese a solicitar este cambio en el timón, los «leguistas» no parecen decididos a ser ellos los que acaben con el Ejecutivo votando con la oposición en la Cámara de los Diputados. Como al resto de partidos y de sectores económicos y sociales que han pedido su renuncia, Berlusconi también ha dicho «no» a la Liga Norte.

Riesgo histórico

Este empecinamiento por negar que su tiempo ha pasado está teniendo un elevado coste para Italia. La desconfianza de los inversores internacionales hacia «Il Cavaliere» es manifiesta. Ha hecho que el interés de la deuda pública transalpina alcance cotas nunca vistas desde el nacimiento del euro, así como que la prima de riesgo llegue a niveles similares a la de los países europeos que fueron rescatados.

Ayer esta falta de confianza fue más evidente que nunca con la montaña rusa que vivieron los mercados debido a los rumores de dimisión del mandatario y su posterior desmentido. Cuando se daba por segura su renuncia, el índice selectivo de la Bolsa de Milán se disparó, al tiempo que disminuía el diferencial entre la deuda pública italiana y la alemana. Estos indicadores se dieron la vuelta cuando Berlusconi aseguró que no tenía intención de dar el paso atrás que tantos le piden.

La prima, cerca de 500 puntos
La prima de riesgo alcanzó incluso un nuevo máximo histórico al llegar a los 490 puntos básicos. Esta situación hace temer que el interés del bono a 10 años toque el 7%, lo que significaría un sobrecoste muy difícil de asumir debido a la gigantesca deuda pública del país, cifrada en el 120% del PIB.

Si la crisis de confianza continúa desangrando las arcas italianas y Berlusconi sólo es capaz de prolongar su agonía, podría producirse una intervención del presidente de la República, Giorgio Napolitano. En caso de que la votación de hoy no obtenga una mayoría cómoda al jefe del Estado podría forzar a «Il Cavaliere» a que presentase su dimisión por no contar con la capacidad suficiente para seguir gobernando.

 

Gabriella Carlucci, la «velina» ingrata
ROMA- En la lista de parlamentarios que han traicionado a Silvio Berlusconi pasando a la oposición destaca el nombre de Gabriella Carlucci. Con su defección del partido de «Il Cavaliere», el Pueblo de la Libertad, se ha convertido en una auténtica «velina» ingrata. Criada políticamente en las sucesivas formaciones del primer ministro, Carlucci –larga melena rubia y cuerpo despampanante pese a sus 52 años– fue presentadora de varios programas de televisión en los canales de Mediaset, el conglomerado audiovisual propiedad del mandatario.
Y desde que llegó a la Cámara de los Diputados estaba considerada una de las fidelísimas a Berlusconi. Ayer consumó su traición pasando a las filas del partido opositor Unión de Demócratas y de Centro (UDC).

«El Ejecutivo ya no tiene los parlamentarios suficientes», reconoció la parlamentaria tránsfuga, cuya traición podría ser secundada por una veintena de diputados. «Berlusconi tiene que dar un paso atrás y permitir a otra persona del centro derecha formar un Gobierno capaz de conseguir una mayoría más amplia y de unir fuerzas con partidos como el UDC que trabajan para el país», dijo Carlucci en una entrevista al diario «Corriere della Sera». La antigua «velina» se une al coro de voces que proponen al economista Mario Monti, ex comisario europeo para la Competencia, como candidato para guiar un posible Gobierno técnico.