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Los apellidos

La Razón
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Una siempre ha sido reacia a considerar la importancia de los apellidos. Debe ser cosa de familia, porque uno de los nuestros anda partido en dos desde hace generaciones porque entero «no cabía en el carné de identidad». Así somos, no sé si los Robles o los Gutiérrez, pero la familia en general. Sin embargo, pese a no darle pábulo al asunto frente a los ajenos, lo cierto es que hay cierta rivalidad entre nosotros. La historia se repite con mi familia y la de mi marido y calculo que mucho han de cambiar las cosas para que no suceda lo mismo con la que mis hijos formen. Ahora el asunto se enreda un poco más, porque que por ley, en caso de desacuerdo, se recurrirá al orden alfabético. Está claro que el hecho de que hasta ahora fuese delante el del hombre representaba la preeminencia del varón y que probablemente una medida como esta hubiera evitado muchas vergüenzas de antaño de niños «expósito». Así que no está mal que se pueda elegir… Aunque no sé, me da a mí que es poner otro motivo de disputa al servicio de la pareja y que va a ver más de una familia en la que los hijos se apelliden ridículamente, de distinta manera.