Murcia

Una cultura incivil

La Razón
La RazónLa Razón

La violencia de la que ha sido víctima el consejero de Cultura de Murcia viene de lejos. Le guste o no oírlo a Antonio Hernando, secretario de Política Municipal del PSOE, tiene razón María Dolores de Cospedal al responsabilizar a los dirigentes socialistas murcianos de crear «un clima de alteración social inadmisible» en esa comunidad. Esa evidencia no la pueden negar ni las tardías condolencias oficiales ni el propio Hernando, que anda usando palabritas subiditas de tono – «rastrera», «indecente»…– para esa justificada acusación. Baste recordar los insultos y agresiones que sufrieron el pasado 22 de diciembre otros dos miembros del PP murciano –Pedro Manuel Hernández y José Gabriel Ruiz– a la salida de la Cámara de Comercio. En la bestial agresión a Pedro Alberto Cruz hay responsables físicos y responsables morales. Y hay también responsables políticos. Son los que alientan una cultura incivil que empieza por una agresividad verbal que excede la crítica política y descalifica al adversario ontológicamente, negándole el derecho a su propia ideología, esto es «a existir».
En España quien ha generalizado esas feas prácticas ha sido el PSOE de Zapatero, que llegó al poder apedreando sedes populares durante una jornada de reflexión de triste recuerdo. Éste es un hecho tan obvio como la ejemplar mesura del PP de Rajoy, que está sirviendo para contener la verdadera indignación de los más desfavorecidos por la crisis. Aunque Hernando ni lo agradezca.